¿Qué sabiduría surge de que Adán (p.) haya sido expulsado del Paraíso y de que algunos de la humanidad, los hijos de Adán, sean enviados al Infierno?
La Respuesta: La sabiduría de ello se relaciona con las tareas a cargo; Adán fue enviado a cargo de una tarea tan importante que descubrir el progreso espiritual de toda la humanidad y desarrollar las habilidades de toda la humanidad y la naturaleza esencial del ser humano como un espejo abarcativo de todos los Nombres Divinos, son el resultado de esa tarea. Si Adán hubiera permanecido en el Paraíso, su rango hubiera sido fijo como el de los ángeles; las habilidades del ser humano no se hubieran desarrollado. De todos modos, los ángeles, cuyos rangos no cambian, son numerosos y el ser humano no necesita realizar ese tipo de adoración. Por cierto, ya que la sabiduría Divina requirió un reino de aceptación de la religión por voluntad propia según las habilidades del ser humano, que atravesaría infinitos niveles, Adán fue expulsado del Paraíso por su reconocido pecado, siendo el pecado el requisito de la naturaleza del ser humano contrariamente al de los ángeles. Es decir, tal como que Adán fuera expulsado del Paraíso fue pura sabiduría y pura misericordia, así también es justo y correcto que los incrédulos sean enviados al Infierno.
Como se menciona en la Tercera Indicación de la Palabra Diez, el incrédulo sólo cometió un pecado en una vida corta, pero dentro del pecado hubo infinitos errores. Porque la incredulidad es un insulto a todo el universo; niega el valor de todos los seres, niega el testimonio de la Unidad Divina de todas las criaturas y desprecia los Nombres Divinos, cuyas manifestaciones se ven en los espejos de los seres. En consecuencia, para vengar los derechos de los seres sobre los incrédulos, el monarca de los seres, el Convincente de Gloria, arroja a los incrédulos al Infierno eterno y esto es puro derecho y justicia porque un crimen infinito exige un castigo infinito.