Remedio 1
¡Enfermo desdichado! ¡No estés ansioso, ten paciencia! Tu enfermedad no es un mal, sino que es una especie de cura. Porque la vida es un capital y parte; si no produce frutos, se desperdicia; y si pasa con facilidad y negligencia, pasa rápidamente. La enfermedad hace que tu capital produzca enormes beneficios. Además, no permite que tu vida pase rápidamente, la refrena y la alarga de modo que partirá después de producir sus frutos. Una indicación de que tu vida se alarga a través de la enfermedad es el siguiente proverbio muy repetido: “Las épocas de calamidad son largas, las épocas de felicidad, muy breves”.
Remedio 2
¡Oh enfermo que no tienes paciencia! ¡Se paciente y, por cierto, agradece! Tu enfermedad puede transformar cada minuto de tu vida en el equivalente de una hora de adoración. Porque la adoración es de dos tipos. Una es positiva como la adoración reconocida de la súplica y las cinco oraciones diarias. La otra es de formas negativas de adoración como la enfermedad y las calamidades. Por medio de éstas, el afligido se da cuenta de su impotencia y debilidad; busca a su Creador Compasivo y se refugia en Él; manifiesta la adoración que es sincera y sin hipocresía. Sí, hay un Hadiz certero que afirma que una vida que pasa en enfermedad se cuenta como adoración para el creyente, con la condición de que no se queje de Allah. Incluso se establece en Hadices certeros y por quienes descubren las realidades de la creación que un minuto de enfermedad de algunas personas que son completamente pacientes y agradecidas se vuelve equivalente a una hora de adoración y un minuto de enfermedad de algunas personas elevadas es equivalente a un día de adoración. Entonces no deberías quejarte sobre una enfermedad que es como si transformara un minuto de tu vida en mil minutos y te otorgara una larga vida; deberías agradecer.
Remedio 3
¡Oh enfermo impaciente! El hecho de que quienes vienen a este mundo parten continuamente y de que los jóvenes se vuelven viejos y de que el ser humano siempre gira en torno a la muerte y la separación atestigua que él no vino a este mundo para disfrutar y recibir placeres.
Además, mientras que el ser humano es el más perfecto y más elevado de los seres vivos y el mejor dotado en lo que respecta a miembros y facultades, y por cierto, el Señor de los seres vivos, piensa demasiado en los placeres del pasado y en los dolores del futuro y entonces pasa una vida dolorosa y problemática más baja de los animales. Esto significa que el ser humano no vino a este mundo a vivir de una manera delicada ni a pasar su vida con facilidad y placer. Más bien, tiene un vasto capital, vino aquí a trabajar para negociarlo por la felicidad de una vida eterna y perdurable.
El capital que se le da al ser humano es el tiempo de vida. Si no hubiera habido enfermedades, la salud y el bienestar habría provocado negligencia, porque éstos muestran al mundo como placentero y hacen que se olvide del Más Allá. No quieren que se piense en la muerte y en la tumba; provoca que el capital de la vida se desperdicie en trivialidades. Mientras que la enfermedad de repente abre los ojos, le dice al cuerpo: “Tú no eres inmortal ni puedes hacer lo que quieras. Tienes un deber. Renuncia a tu orgullo, piensa en Quien te ha creado. Debes saber que entrarás a la tumba, ¡entonces prepárate para ello!” Desde este punto de vista, la enfermedad es una guía que amonesta y una consejera que nunca engaña. No se debe quejar de ella en este sentido, por cierto, se debería agradecer. Y si es demasiado severa, se debería rogar por paciencia para tolerarla.
Remedio 4
¡Oh enfermo quejumbroso! No tienes derecho a quejarte; lo que te corresponde es agradecer y ser paciente. Porque tu cuerpo y tus miembros y facultades no son tu propiedad. Tú no los has hecho, ni los has comprado en otros talleres. Eso significa que son la propiedad de alguien más y su dueño dispone de su propiedad como desea.
Como se narra en la Palabra Veintiséis, un artesano extremadamente adinerado y habilidoso, por ejemplo, emplea a un hombre pobre como modelo para hacer alarde de su arte delicado y su riqueza considerable. A cambio de un salario, por una breve hora, él viste al hombre pobre con una prenda enjoyada y confeccionada habilidosamente. La trabaja sobre él y le da varios estados. Para mostrar las extraordinarias variedades de su arte, corta la prenda, la altera, la alarga y la acorta. ¿El pobre que gana un salario tiene derecho a decirle a esa persona: “Tú me estás causando problemas, me estás provocando angustia con la forma que le has dado, haciéndome inclinar y poner de pie”? ¿Tiene derecho a decirle que él está arruinando su apariencia delicada al recortar y acortar la prenda que lo hace bello? ¿Puede decirle que está siendo cruel e injusto?
¡Oh, enfermo! Tal como en esta comparación, para mostrar la prenda de tu cuerpo con el que Allah te ha vestido, enjoyado con facultades luminosas como la vista, el oído, la razón y el corazón para mostrar los bordados de Sus más bellos nombres, el Gloriosos Creador te hace girar en torno a numerosos estados y te cambia en muchas situaciones. Tal como aprendes de Su nombre de Proveedor a través del hambre, así también conoces Su nombre de Sanador a través de la enfermedad. Ya que el sufrimiento y las calamidades muestran los decretos de algunos de Sus Nombres, muchas instancias de bellezas se encuentran dentro de aquellos destellos de sabiduría y rayos de misericordia. Si el velo de la enfermedad, que tú temes y odias, se levantara, detrás de él encontrarías muchos significados agradables y bellos.
Remedio 5
¡Oh tú que estás afligido por la enfermedad! Durante este tiempo a través de la experiencia, he comprendido que la enfermedad es un otorgamiento Divino y un regalo del Misericordioso para algunas personas. A pesar de no ser digno de esto, durante los últimos ocho o nueve años unos jóvenes enfermos ha venido hacia mí para que rece por ellos. Me he dado cuenta que cualquier joven yo veía, empezaba a pensar en el Más Allá en un nivel más alto que los demás jóvenes. Carecen de la embriaguez de la juventud y se salva a sí mismo de los deseos salvajes en la negligencia. He considerado esto y les dije que sus enfermedades eran otorgamientos Divinos dados dentro de los límites que podrían soportar. Les dije: “Hermanos míos, no me opongo a vuestras enfermedades. No siento pena ni lástima para rezar por ustedes. Traten de ser pacientes hasta que las enfermedades se despierten completamente y una vez que hayan cumplido su deber, si Allah quiere, El Compasivo Creador les devolverá la salud”.
También les dije: “Debido a la calamidad de la buena salud, algunos pares de ustedes se han caído en la negligencia, han dejado de realizar las cinco oraciones diarias, no piensan en la tumba y se olvidaron de Allah Todopoderoso. Por una hora de placer superficial en esta vida mundana, dañan sus vidas eternas y tal vez las destruyen. A causa de la enfermedad, pueden ver la tumba en la cual entrarás y las moradas del Más Allá y actuarás de acuerdo a ello. Esto significa para ti que la enfermedad es buena salud mientras que para algunos de tus pares la buena salud es enfermedad…”.