Los elevados siervos de la religión que se describen en los Hadices como que llegaron al comienzo de cada siglo no son innovadores, son seguidores. Es decir, ellos no crean nada nuevo por sí mismos, no traen ninguna nueva ordenanza; ajustan y refuerzan la religión al seguir al pie de la letra los fundamentos y las ordenanzas de la religión y de la Sunna del Profeta Muhammad (PyB); la fortalecen y rectifican, proclaman el significado verdadero y original de la religión; quitan, inutilizan y evacuan los asuntos infundados que se quieren mezclar con él; rechazan y destruyen los ataques hechos sobre la religión; establecen las órdenes Divinas y proclaman y dan a conocer la nobleza y la exaltación de las ordenanzas Divinas. Sólo, sin arruinar la posición básica ni dañar al espíritu original, llevan a cabo sus tareas a través de nuevos medios de explicar y nuevos métodos de persuasión apropiados a la comprensión de la época, de nuevas maneras y con nuevos detalles.
Estos oficiales divinos confirman sus posiciones a través de sus acciones y obras. Llevan a cabo su tarea de reflejar la firmeza de su fe y su sinceridad. Muestran en sus acciones su grado de fe. Muestran que siguen al pie de la letra las prácticas de Muhammad (PyB) y que verdaderamente han envestido con la túnica profética. En breve: para la comunidad de Muhammad (PyB) forman modelos perfectos en relación a las obras, a la moralidad, al seguimiento y la adhesión de la Sunna del Profeta (PyB); ellos son ejemplos que merecen ser seguidos. Las obras que escriben exponiendo el Libro de Allah y aclarando los mandamientos de la religión y cómo las presentan según la comprensión de la época y su grado de aprendizaje, no son el producto de sus propias mentes elevadas y fértiles; no son el resultado de su propia inteligencia y su propio conocimiento. Son directamente las inspiraciones y los mensajes espirituales de la Pura Esencia de la Misión Profética (PyB), que es la fuente de la revelación. Jaljalutiyya, Mathnawi-i Sharif y Futuh al-Ghayb y obras semejantes son de este tipo. Esas personas elevadas son como intérpretes de estas obras benditas. Esas personas sagradas tienen una parte del ordenamiento de esos trabajos elegidos y en su manera de exposición; es decir, son los lugares donde sus significados se manifiestan y se reflejan.
En cuanto a Risale-i Nur y su Intérprete: ya que en este trabajo noble hay una refulgencia elevada y una perfección infinita que nunca se encontró en ningún trabajo similar; y ya que se observa que, de una manera hasta la fecha nunca vista en ningún trabajo, es el heredero de las refulgencias del Corán, que es una lámpara Divina y el sol de la guía y la luna de la felicidad; es un hecho tan claro como el sol que su base sea la luz pura del Corán y que tenga la refulgencia de las luces de Muhammad (PyB) a mayor escala que los trabajos de los evliyas y que la parte en ello y relacionado a ello y la disposición sagrada sobre ello de la Pura Esencia de la Misión Profética (PyB) más grande que en los trabajos de los evliyas y el logro y las perfecciones de quien es su Intérprete y lugar de manifestación es elevado e inigualable en la misma proporción.
Sí, mientras aún era un niño y nunca había estudiado, en el espacio de tres meses de estudio para salvarse de lo externo, el Intérprete de Risale-i Nur se convirtió en el heredero de las ciencias anteriores y posteriores, del conocimiento místico, de las realidades de las cosas, de los misterios del universo y de la sabiduría Divina. Nadie recibió antes esto logros elevados. Nunca existió alguien igual con estos conocimientos maravillosos. Con su fortaleza moral y de aprendizaje, que consistió en la castidad personificada, y su extraordinario coraje y absoluta autosuficiencia, él fue un milagro de la creación, un favor Divino personificado.
Como un erudito inigualable, un prodigio extraordinario, desafiando a todo el mundo del aprendizaje antes de llegar a la edad de la pubertad, silenciaba a todos los eruditos con quienes debatía, respondía de forma absolutamente correcta y sin duda todas las preguntas que le hacían, asumió la responsabilidad de ‘maestro’ a la edad de catorce años y constantemente irradió la refulgencia del conocimiento y la luz de la sabiduría. Con la sutileza y la profundidad de su exposición, la concisión y la nobleza de sus explicaciones, su percepción, perspicacia y luz de sabiduría, asombró a los eruditos y académicos, merecidamente recibiendo el título ilustre de ‘Bediüzzaman’ (La Maravilla de la Época). Como alguien que con sus cualidades elevadas y virtudes académicas propagó y demostró perfectamente la religión de Muhammad (PyB), seguramente recibió los más elevados favores del Señor de los Profetas (PyB) y estuvo bajo su noble protección y auspicio. Sin duda fue una persona con una noble virtud que avanzó en el decreto del Más Noble Profeta (PyB), actuó bajo su orden, fue el heredero de sus verdades y reflejó sus luces.
Como lo indica el hecho de que hizo que las luces y el conocimiento de Muhammad (PyB) y el brillo de la Vela Divina (el Corán) brillaran brillantemente y que los significados matemáticos del Corán y de los Hadices se cumplieran en él y las exposiciones matemáticas de las aleyas que expresan las afirmaciones del Profeta (PyB) concentrándose en sí mismo, no hay duda de que él fue un espejo bruñido de la Profecía Divina al servir a la fe y el último fruto luminoso del árbol de la Profecía y la última boca de la realidad con respecto al legado de la lengua de la Profecía y el último feliz portador de ‘la Vela Divina’ con respecto al servicio de la fe.
Firmado en nombre de los estudiantes de Risale-i Nur que asistieron a la única lección de la tercera Escuela de José, consistiendo de La Prueba Brillante y Zühretü’n-Nur,
Ahmed Feyzi, Ahmed Nazif, Salâhaddin, Zübeyir, Ceylan, Sungur, Tabancali
Ellos me han conferido una parte que me excede cien grados más. Pero sin tener el coraje de ofender a estos firmantes, permanecí en silencio y acepté su elogio en nombre de la personalidad colectiva de los estudiantes de Risale-i Nur.
Said Nursi