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La Carta Veintidós
بِاسْمِهِ وَاِنْ مِنْ شَيْءٍ اِلاَّ يُسَبِّحُ بِحَمْدِهِ
[Esta carta consiste de Dos Temas; el Primero convoca a los creyentes a la hermandad y al amor]
Primer Tema
ﭡ
اِنَّمَاالْمُؤْمِنُونَ اِخْوَةٌ فَاَصْلِحُوابَيْنَ اَخَوَيْكُمْ٭اِدْفَعْ بِالَّتِى هِىَ اَحْسَنُ فَاِذَاالَّذِى بَيْنَكَ وَبَيْنَهُ عَدَاوَةٌكَاَنَّهُ وَلِىٌّ حَمِيمٌ٭وَالْكَاظِمِينَ الْغَيْظَ وَالْعَافِينَ عَنِ النَّاسِ وَاللّٰهُ يُحِبُّ الْمُحْسِنِينَ
La disputa y la discordia entre los creyentes, tomar partido, ser obstinado y envidioso, y provocar rencor y enemistad entre ellos son actos repugnantes y viles, causan daño y son crueldades para la vida personal, social y espiritual de acuerdo con los principios de la sabiduría y la humanidad suprema que caracteriza al Islam. Son veneno para la vida del ser humano. Estableceremos seis de los múltiples aspectos de esta verdad.
PRIMER ASPECTO
Son crueldades bajo el punto de vista de la verdad.
¡Oh, persona injusta que se alimenta del rencor y de la enemistad contra un creyente! Supongamos que estuvieras en un barco, o en una casa, con nueve personas inocentes y un criminal. Si por ese criminal alguien intentara hundir el barco, o prender fuego la casa, sabrías qué tan cruel es esa persona. Gritarías a los cuatro vientos en contra de su crueldad. Incluso si hubiera una persona inocente y nueve criminales a bordo de ese barco, iría en contra de toda justicia hacerlo hundir.
Así también, si hay en el creyente, comparable con una morada sagrada, un barco Divino, no nueve sino veinte atributos inocentes como la fe, el Islam y la bondad con los vecinos; y si luego te nutrieras de rencor y enemistad contra él sólo por un atributo criminal que te hiere o te disgusta, que intentaras hundir a este ser humano, o incendiar esa morada sagrada, te convertiría en un criminal culpable de una gran atrocidad.
SEGUNDO ASPECTO
También son crueldades bajo el punto de vista de la sabiduría.
Porque es obvio que la enemistad y el amor son tan opuestos como la luz y la oscuridad; si bien mantienen sus respectivas esencias, no pueden combinarse.
Si se encuentra el amor verdadero en el corazón, por la predominación de las causas que lo producen, entonces la enemistad en ese corazón puede ser sólo metafórica, y se convierte en compasión. El creyente ama y debería amar a su hermano, y sufre por ver cualquier mal en él. Intenta reformarlo no con severidad sino con gentileza. Por esa razón es que el Profeta Muhammad (p. y b.) dijo: “Ningún creyente debe estar enemistado ni retirarle la palabra a otro por más de tres días”.
Si las causas que producen la enemistad persisten, y si la enemistad verdadera se instala en el corazón, entonces el amor en ese corazón se volverá metafórico y se convertirá en artificio y adulación.
¡Oh, persona injusta! ¡Ve qué crueldad tan grande es el rencor y la enemistad contra un creyente! Si dijeras que las piedras comunes pequeñas valen más que la Kaaba y el Monte Uhud, sería un absurdo desagradable. Así también, la fe, que sí vale lo mismo que la Kaaba, y el Islam, que tiene el mismo esplendor del Monte Uhud y otros atributos islámicos, demandan amor y acuerdo; pero si en lugar de la fe y del Islam prefieres ciertos defectos que provocan la hostilidad que en realidad son como las pequeñas piedras, estarías involucrándote en una gran injusticia, en tonterías y en una crueldad.
La unidad de la fe necesita también de la unidad de los corazones, y la unicidad de nuestro credo demanda la unicidad de nuestra sociedad. No puedes negar que si te encuentras en el mismo regimiento que otra persona, formarás una amistad estrecha con ella; resultará en una relación de hermandad como resultado de que ambos se encuentran sometidos a las órdenes de un solo comandante. Del mismo modo podrás experimentar una relación fraternal por vivir en la misma ciudad. Ahora hay tantos lazos de unidad, vínculos de unión y relaciones de fraternidad como los Divinos Nombres de Allah que se manifiestan ante ti por la luz y la conciencia de la fe.
Vuestro Creador, vuestro Dueño, vuestro Objeto de Adoración y Proveedor es uno y es el mismo para ambos; miles de cosas son las mismas para ambos. Vuestro Profeta (p. y b.), vuestra religión, vuestra alquibla es uno y lo mismo; cientos de cosas son uno y lo mismo para ambos. Así también vuestra ciudad es una, vuestro estado es uno, vuestro país es uno; decenas de cosas son uno y lo mismo para ambos. Todas estas cosas que tienen en común dictamina la unicidad y la unidad, la unión y el acuerdo, el amor y la hermandad, y ciertamente el cosmos y los planetas están relacionados de modo similar por cadenas invisibles. Si, a pesar de todo esto, prefieres cosas sin valor y tan trascendentes como las telarañas para generar disputas, desacuerdos, rencor y enemistad, y te involucras en una enemistad verdadera contra un creyente, entonces, a no ser que tu corazón esté muerto y tu inteligencia se haya extinguido, entenderás qué tan grande es tu falta de respeto a ese lazo de unidad, tu insulto a esa relación de amor, tu trasgresión contra ese vínculo de hermandad.
TERCER ASPECTO
وَلاَتَزِرُوَازِرَةٌوِزْرَاُخْرَى El significado de esta aleya expresa la justicia pura, ya que nutrirse del rencor y de la enemistad hacia un creyente es como condenar todos los atributos inocentes que encontramos en él por un atributo criminal, y por lo tanto es un acto de gran injusticia. Si lo llevas más allá y extiendes tu enemistad hacia todos los parientes de un creyente por un solo atributo malo que tenga, entonces, según la siguiente aleya:
اِنَّ اْلاِنْسَانَ لَظَلُومٌ habrás cometido una crueldad y una trasgresión mayor aún en contra de cuya verdad la Sharía y la sabiduría del Islam se combinan para advertirte. ¿Cómo es que entonces puedes pensar que estás en lo cierto y decir: “Yo tengo razón”?
Desde el punto de vista de la verdad, la causa de la enemistad y de todo tipo de maldad es en sí mismo la maldad y es tan densa como la arcilla: no puede contagiar ni pasarse a otros. Si alguien aprende de ella y comete una maldad, entonces es otro cantar. Las buenas cualidades que generan amor son tan luminosas como el amor; es parte de su función ser transmitidas y producir efectos. Es por esta razón que el proverbio dice: “El amigo de un amigo es un amigo”, y también se dice que: “Muchos ojos son amados a causa de uno solo”.
¡Entonces, oh, persona injusta! Si ese es el punto de vista, entenderás ahora, si tienes la capacidad de ver la verdad, qué ofensa tan grande es el conservar la enemistad con los hermanos buenos e inocentes y los parientes de una persona que te desagrada.
CUARTO ASPECTO
Son crueldades desde el punto de vista de la vida personal.
Presta atención a algunos principios que siguen a continuación que son la base de este Cuarto Aspecto:
Primer Principio: Cuando tu sabes que tu camino y tus opiniones son verdaderas, tienes el derecho de decir: “Mi camino es correcto y es el mejor”. Pero no tienes el derecho de decir: “Sólo mi camino es el correcto”. El Profeta (p. y b.) dijo:وَعَيْنُ الرِّضَا عَنْ كُلِّ عَيْبٍ كَلِيلَةٌ وَلكِنَّ عَيْنَ السُّخْطِ تُبْدِى الْمَسَاوِيَا .Esto significa que tu mirada injusta y tu opinión distorsionada no puede ser el juez determinante ni puede condenar la fe de los demás como inválida.
Segundo Principio: Tienes derecho a que todo lo que digas sea verdad, pero no que a decir todo lo que es verdad. Porque a veces si una persona como tú da un consejo a alguien con una intención que no es sincera, puede resultar ofensivo y causar que esa otra persona reaccione mal.
Tercer Principio: Si deseas generar enemistad, entonces dirígela hacia la enemistad de tu corazón, y trata de librarte de ella. Se un enemigo de tu alma desviada y sus caprichos e intenta reformarla, ya que inflige más daño sobre ti que sobre nadie más. No te involucres en amistad contra otros creyentes debido a esa alma injuriosa. Si deseas generar enemistad hazlo con los ateos e incrédulos.
De la misma manera en que el atributo del amor es apto para recibir amor como respuesta, así también la enemistad es apta para recibir enemistad como respuesta. Si deseas derrotar a tu enemigo, entonces responde con un acto de bien a su acto de maldad. Porque si respondes con maldad, la enemistad se incrementará, yaunque exteriormente esté vencido, se nutrirá del odio en su corazón, y la hostilidad persistirá. Pero si respondes con bondad, se arrepentirá y se convertirá en tu amigo. El Profeta (p. y b.) dijo: اِذَا اَنْتَ اَكْرَمْتَ الْكَرِيمَ مَلَكْتَهُ وَ اِنْ اَنْتَ اَكْرَمْتَ اللَّئِيمَ تَمَرَّدًا El significado de estas palabras es que ser generoso es una característica del creyente, y tu enemigo se someterá a ti si lo tratas con generosidad. Incluso si alguien es aparentemente tacaño, es generoso en cuanto a su fe. Suele pasar que si le dices a una persona mala: “Eres bueno, eres bueno”, esa persona será buena; y si le dices a una persona buena: “Eres malo, eres malo”, será malo. Escucha entonces estos sagrados principios del Corán, porque en ellos encontrarás la felicidad y la seguridad:
وَاِذَا مَرُّوا بِاللَّغْوِ مَرُّوا كِرَامًا ٭ وَاِنْ تَعْفُوا وَتَصْفَحُوا وَتَغْفِرُوا فَاِنَّ اللّهَ غَفُورٌ رَحِيمٌ
Cuarto Principio: Quienes se alimentan del rencor y la enemistad atentan contra sus propias almas, contra sus hermanos creyentes y contra la misericordia Divina. Porque una persona así condena a su alma a un tormento doloroso con su rencor y su enemistad. Le impone el tormento a su alma cada vez que su enemigo recibe alguna recompensa y siente dolor por temor a él. Si esta enemistad surge de la envidia, entonces se convierte en el peor de los tormentos. Porque, principalmente, la envidia consume y destruye al envidioso y el daño que pretende causarle a la otra persona es casi nulo.
La cura para la envidia es dejar que los envidiosos reflexionen en el último destino de las cosas que causan su enemistad. Entonces entenderá que la belleza, la fuerza, el rango y los bienes que posee su rival son trascendentes y temporarios. El beneficio es insignificante y la ansiedad que causa es mucha. Si es en relación a cualidades personales que le otorgarán beneficios en el Más Allá, éstas no pueden ser objeto de envidia. Pero si uno envidia a otro por estas cualidades, entonces es un hipócrita que desea destruir los bienes del Más Allá mientras todavía vive en este mundo, o bien cree que el hipócrita es aquél a quien él envidia siendo esto una injusticia.
Si se regocija con las calamidades que le suceden al otro y sufre con los beneficios que recibe, es como si estuviera ofendido por la bondad con la que se manifiesta la Determinación Divina y Misericordia de Allah, como si estuviera criticándolas u objetándolas. Quienquiera que critique la Determinación Divina está golpeando su cabeza contra un yunque en el que se romperá, y quienquiera que objete la Misericordia de Allah será privado de ella.
¿Cómo es posible que la justicia y la sana conciencia acepten que la respuesta a algo que ni vale la hostilidad durante un solo día termine en rencor y hostilidad durante un año? No puedes condenar a un hermano creyente por un mal que tú sufras de su mano por las siguientes razones:
Primero: En ese mal hay cierto grado de Determinación Divina. Es necesario deducir esa parte del total y responder con alegría y satisfacción.
Segundo: Se debe deducir la parte del alma maligna y de Satanás, y uno debe sentir lástima por la persona que ha sido superada por su propia alma y esperar que se arrepienta en lugar de generar enemistad con ella.
Tercero: Fíjate en los defectos de tu propia alma que no puedes ver o no quieres ver; deduce una parte por esto también. En cuanto a la pequeña parte que queda, si respondes con perdón, piedad y magnanimidad, de un modo como para conquistar a tu enemigo con sutileza y seguridad, entonces habrás escapado de toda crueldad y daño. Pero si, por el contrario, como una persona ebria y loca que compra fragmentos de vidrio y hielo como si fueran diamantes, respondes a los hechos sin valor, trascendentales, temporarios e insignificantes de este mundo con enemistad violenta, rencor permanente y hostilidad perpetua, como si fueras a permanecer eternamente en el mundo con tu enemigo, sería una trasgresión extrema, una crueldad grave y sería una locura y unaembriaguez.
Entonces, si te amas lo suficiente, no permitas que esa hostilidad tan dañina y ese deseo de venganza entren en tu corazón. Si ha entrado en tu corazón, no escuches lo que te dice. Oye las palabras veraces del Hafiz Shiraz que dijo:
دُنْيَا نَه مَتَاعِيسْتِى كِه اَرْزَدْ بَنِزَاعِى “El mundo no es una mercancía por la cual valga la pena pelear”. Es inútil, ya que es trascendente y pasajero. Si esto es verdad sobre el mundo, entonces está claro qué tan inútil e insignificante son las pequeñas cosas mundanales. Hafiz Shiraz también dijo:
آسَايِشِ دُو گِيتِى تَفْسِيرِ اِينْ دُو حَرْفَسْتْ
بَادُوسِتَانْ مُرُوَّتْ بَادُشْمَنَانْ مُدَارَا
“La tranquilidad de ambos mundos se basa en comprender estas dos palabras: la generosidad con los amigos y la paz con los enemigos”.
Si dices: “No tengo alternativa, no puedo evitar la enemistad. No puedo pasar por alto a quienes me fastidian”.
Entonces te digo: Si el carácter maligno y la mala predisposición no muestran señales, y no actúas con malas intenciones ni con habladurías y si entiendes tu culpa, entonces no se causa ningún daño. Si no tienes otra alternativa, entonces no eres capaz de abandonar la enemistad. Si reconoces tu defecto y comprender que estás equivocado en sostener esa enemistad, será una forma de arrepentirte y de buscar el perdón para ti mismo, de ese modo te librarás de sus efectos malignos. De hecho, hemos escrito este tema en esta carta para que puedas buscar el perdón, para distinguir el bien del mal y para evitar que la enemistad sea vista como algo correcto.
El que sigue es un caso digno de tener presente. Una vez vi que, a raíz de un partidismo prejuicioso, un religioso sabio y piadoso se extralimitó a tal punto con su condena contra otro religioso cuyas ideas políticas eran contrarias a las suyas, que llegó a decir que era un incrédulo. También le rendía pleitesía a un embustero por pensar como él. Me quedé anonadado por los resultados malignos de involucrarse en la política. Dije: “Me refugio en Allah de Satanás y de la política”, y de ahí en más no me relacioné en nada que tuviera que ver con la política.
QUINTO ASPECTO
La obstinación y el partidismo son extremadamente dañinos en la vida social.
Si alguien dice: “Hay un dicho del Profeta (p. y b.) que dice:
اِخْتِلاَفُ اُمَّتِى رَحْمَةٌ y la diferencia requiere del partidismo.
“La enfermedad del partidismo también libera a la gente común oprimida de la elite opresora, porque si la elite de una ciudad o pueblo se uniera, destruiría a los oprimidos. Si hubiera partidismo, los oprimidos podrían buscar refugio en uno de los partidos y así podrían salvarse.
“También es por la confrontación de opiniones y los puntos de vista contradictorios que la verdad se hace evidente en todo su esplendor”.
Entonces, le digo: Sobre el primer punto, la diferencia que se refiere este dicho es una diferencia positiva. Es decir, cada partido o grupo de personas hará lo posible para promover y difundir su propia fe; no busca derribar ni destruir las de los demás, sino que intenta mejorarlas y reformarlas. La diferencia negativa es rechazada por este dicho profético, ya que señala al partidismo hostil como la fuente de mutua destrucción, y quienes están permanentemente en litigio no pueden actuar positivamente.
Sobre el segundo punto, le digo: Si el partidismo es en nombre de la verdad, puede convertirse en refugio para aquellos que buscan sus derechos. Pero si el partidismo se utiliza con fines prejuiciosos y egoístas, sólo servirá de refugio para los injustos y será un punto de apoyo para ellos. Porque si una persona como Satanás se acerca a alguien involucrado en un partidismo lleno de rencor, lo incentiva con sus ideas y se pone de su lado, lo hará invocar las bendiciones de Allah para sí. Pero si al partido opuesto se une alguien de naturaleza angelical, entonces – ¡Allah no lo permita! – llegará al punto de invocar maldiciones sobre él.
Sobre el tercer punto, le digo: Si la confrontación de puntos de vista ocurren en nombre de la justicia y en pro de la verdad, entonces la diferencia tiene que ver sólo con los medios; hay unidad con respecto al objetivo y al propósito principal. Tal diferencia manifiesta cada aspecto de lo verdadero y sirve a la justicia y a la verdad. Pero lo que surge de la confrontación de puntos de vista que sean partidistas y rencorosos y que ocurran en pro de un alma tirana y desviada basada en egoísmo y búsqueda de fama, no es ‘el destello de la verdad’ sino el fuego del disenso. La Unidad del objetivo es necesaria, pero oponerse de esta manera nunca llegará a un punto de convergencia en ninguna parte del mundo. Debido a que no difieren en pro de la verdad, lo multiplican al infinito y hacen surgir divergencias irreconciliables. La situación del mundo es testigo de esto.
Para resumir: Las disputas y la discordia resultarán de no aplicar como principios que guíen nuestra conducta estas sabias máximas del Profeta (p. y b.): اَلْحُبُّ لِلّٰهِ ٭ وَالْبُغْضُ فِى اللّٰهِ ٭ وَالْحُكْمُ لِلّٰهِ Si uno no dijera: َالْبُغْضُ فِى اللّٰهِ ٭ وَالْحُكْمُ لِلّٰهِy tuviera siempre presente estos principios, los intentos de hacer justicia que uno tenga resultarían en una injusticia.
Un acontecimiento con una lección muy importante: En una ocasión, el Imam Ali (que Allah esté complacido con él) arrojó a un incrédulo al piso. Mientras desenfundaba su espada para matarlo, el incrédulo le escupió la cara. Entonces el Imam Ali no lo mató y lo dejó libre. El incrédulo le dijo: “¿Por qué no me mataste?”. Le respondió: “Porque iba a matarte en nombre de Allah, pero cuando me escupiste, me enojé mucho y la pureza de mi intención se nubló por las inclinaciones de mi alma maligna. Por esa razón no te he matado”. El incrédulo dijo: “Quise hacerte enojar para que me mates inmediatamente, pero, si tu religión es tan pura y tan sublime, debe ser la verdadera”.
Mencionaré otro hecho que vale la pena destacar: Una vez, cuando un juez mostró signos de enojo mientras cortaba la mano de un ladrón, el gobernante justo, que tuvo la oportunidad de observarlo, lo despidió de su puesto. Porque si le hubiera cortado la mano en nombre de la Sharía, su alma hubiera sentido lástima por la víctima. Le hubiera cortado la mano sin enojo en su corazón y sin compasión. Debido a que las inclinaciones de su alma maligna habían tenido parte en el asunto, no pudo realizar este acto con justicia.
Una condición social lamentable y una enfermedad increíble que afecta la vida de la sociedad, digno de llorar por ella por el corazón del Islam: olvidarse y abandonar las enemistades internas cuando aparecen los enemigos externos a atacar es una demanda de bienestar social reconocida y promulgada incluso por los pueblos más primitivos. ¿Qué es entonces lo que le sucede a quienes dicen estar al servicio de la comunidad islámica, pero que en el momento en que innumerables enemigos toman posición para atacar, uno tras otro, no pueden olvidarse de sus pequeñas enemistades y dejan el terreno preparado para que los enemigos los ataquen? Esto es una bajeza, un salvajismo y una traición cometida contra la vida social del Islam.
Les contaré una historia para reflexionar: Había dos grupos de la tribu de nómades Hasanan que eran hostiles entre sí. A pesar de que tal vez habían muerto más de cincuenta personas de cada lado, cuando otra tribu, como la Sibgan o la Haydaran, vino a atacarlos, ambos grupos enfrentados entre sí dejaron atrás sus enemistades y pelearon juntos, codo contra codo, hasta que la tribu que los atacaba fue derrotada sin siquiera pensar en sus diferencias internas.
¡Oh, creyentes! ¿Saben cuántas tribus de enemigos han tomado posición para atacar a la tribu de los creyentes? Hay más de cien, como una serie de círculos concéntricos. Los creyentes son obligados a tomar una posición defensiva, cada uno apoyando al otro y brindándole ayuda. ¿Es entonces adecuado para los creyentes que, con sus partidismos rencorosos y obstinaciones hostiles, deban facilitar el ataque del enemigo y abrir las puertas de par en par para que penetren en los estratos del Islam? Tal vez haya setenta círculos de enemigos, incluyendo a los desviados, los ateos y los incrédulos, cada uno tan peligroso para ti como todo el terror y las aflicciones de este mundo, y cada uno observándote con avaricia, enojo y odio. Tu arma firme, tu escudo y tu fuerte en contra de todos ellos no son otra cosa que la hermandad del Islam. ¡Entonces date cuenta qué tan contrario a la conciencia y a los intereses del Islam es sacudir el fuerte del Islam en pro de hostilidades pequeñas y otros pretextos! ¡Debes saber esto y entra en razón!
De acuerdo con el noble dicho del Profeta (p. y b.), las personas nocivas e imponentes como Sufyan y el Dayal vendrán a gobernar sobre los ateos al final de los tiempos, y sacando provecho de la codicia, la discordia y el odio entre los musulmanes y la humanidad en general, con sólo una pequeña fuerza someten a la humanidad a la anarquía y al vasto mundo del Islam a su dominio.
¡Oh, gente de fe! Si no deseas entrar a una humillante condición de dominación, entra en razón y refúgiate en el fuerte de esta aleya del Sagrado Corán contra los crueles:اِنَّمَاالْمُؤْمِنُونَ اِخْوَةٌ ¡Así, podrán defenderse contra los opresores que querrán aprovecharse de sus diferencias! Si no, no podrán ni proteger sus vidas ni defender sus derechos. Es evidente que si dos campeones están luchando entre ellos, incluso un niño puede derrotarlos. Si se pesaran dos montañas iguales en una balanza, incluso una pequeña piedra puede hacer que se rompa el equilibrio y un lado de la balanza subiría, haciendo que el otro caiga. ¡Por eso, creyentes! Vuestra fuerza se verá reducida a la nada como resultado de sus pasiones y partidismos hostiles, y así serán derrotados por cualquier fuerza, por más débil que sea. Si te interesa en algo tu solidaridad social, entonces haz que este principio guíe tu vida para librarte de la humillación en este mundo y de la miseria en el Más Allá:
اَلْمُؤْمِنُ لِلْمُؤْمِنِ كَالْبُنْيَانِ الْمَرْصُوصِ يَشُدُّ بَعْضُهُ بَعْضًا.
SEXTO ASPECTO
La vida espiritual y la adoración correcta sufrirán como resultado de la enemistad y la obstinación, ya que se dañará la pureza de intención que es el medio para la salvación. Porque un partidista obstinado deseará ser superior a su enemigo en las buenas obras que éste hace y no podrá actuar puramente por amor a Allah. Preferirá, en sus juicios y negociaciones, a quien esté de su lado; no podrá ser justo. Así, la pureza de intención y la justicia, que son la base de todos los actos y obras de bien, se perderán en nombre de la enemistad y la hostilidad.
Este sexto aspecto es extremadamente largo, pero lo resumiremos así para no extendernos demasiado.
* * *
Segundo Tema
ﭡ
اِنَّ اللّهَ هُوَ الرَّزَّاقُ ذُو الْقُوَّةِ الْمَتِينُ ٭ وَكَاَيِّنْ مِنْ دَابَّةٍ لاَ تَحْمِلُ رِزْقَهَا اَللّٰهُ يَرْزُقُهَا وَاِيَّاكُمْ وَ هُوَ السَّمِيعُ الْعَلِيمُ
¡Oh, creyentes! Habrás entendido ya qué tan dañino es la enemistad. Comprende también que la codicia es otra enfermedad increíble, tan dañina para la vida del Islam como lo es la enemistad. La codicia acarrea decepción, deficiencia y humillación; es la causa de privación y bajeza. La humillación y la bajeza de los judíos que, más que ningún otro pueblo se han abalanzado con codicia sobre el mundo, es una prueba de esta verdad. La codicia demuestra sus efectos malignos en todo el mundo animal, desde la especie más universal hasta el individuo más particular. Buscar nuestro sustento siempre confiando en la voluntad de Allah, por el contrario, nos causará tranquilidad y nos demostrará por todos lados sus efectos beneficiosos.
En consecuencia, los árboles frutales y las plantas, que son una especie de seres vivos en la medida en que necesitan de sustento, permanecen felizmente arraigados en donde están y depositan su confianza en Allah sin evidenciar ningún tipo de codicia; es por esta razón que el sustento llega a ellos. Producen mucha más descendencia que los animales. Los animales, por el contrario, persiguen el sustento con codicia, y por esta razón es que sólo pueden obtenerla a costa de mucho esfuerzo y con grandes dificultades. Dentro del reino animal, sólo los jóvenes parecieran evidenciar su confianza en Allah al proclamar sus debilidades e impotencias; es por esto que reciben en gran medida el sustento merecido y delicado del tesoro de la misericordia Divina. Pero las bestias salvajes que saltan con avaricia sobre su sustento sólo podrán obtener un sustento ilícito y ordinario luego de hacer un gran esfuerzo. Estos dos ejemplos demuestran que la codicia es la causa de la privación, mientras que la confianza en Allah y la satisfacción son los medios para obtener la misericordia de Allah.
En el reino de los seres humanos, los judíos se han aferrado al mundo con mucha codicia y han amado la vida mundanal con mucha más pasión que otras personas, pero los bienes de usura que han obtenido con gran esfuerzo es tan solo propiedad ilícita que administran temporalmente y que los beneficia sólo un poco. Por el contrario, les hace ganar golpes de bajeza y humillación, de muerte e insulto, por parte de toda la gente. Esto demuestra que la codicia es una fuente de humillación y de pérdida. También hay muchas otras instancias de una persona codiciosa que quedan expuestas a la pérdida: que اَلْحَرِيصُ خَائِبٌ خَاسِرٌ es una verdad mundialmente aceptada. Así es, pues, que si amas la riqueza, no la busques con codicia sino con satisfacción, así podrás tenerla en abundancia.
El satisfecho y el codicioso son como dos hombres que entran en el auditorio de un gran personaje público. Uno de ellos se dice a sí mismo: “Es suficiente con que me deje entrar para que pueda escapar del frío que hace afuera. Incluso si me ofrece sentarme en un rincón, le agradeceré por su acto de bondad”.
Con arrogancia, como si tuviera algún derecho de exigir que todo el mundo lo respete, el segundo hombre dice: “Deben asignarme el mejor lugar del auditorio”. Así, entra con codicia y fija su mirada en los mejores lugares, deseando abalanzarse sobre ellos. Pero el dueño del auditorio lo decepciona asignándole un lugar más bajo. En lugar de agradecerle como debiera, el hombre se enoja y lo critica. Entonces, el dueño se ofende con él.
El primer hombre entra con humildad y desea sentarse en donde sea, aún si es un lugar incómodo. Su modestia es del agrado del dueño del auditorio, y entonces lo invita a sentarse en un lugar mejor. Así que el hombre queda muy agradecido.
Entonces, este mundo es como el auditorio del Más Misericordioso. La superficie del planeta es como un banquete servido por Su misericordia. Los diferentes grados de sustento y grados de recompensa se corresponden con las posiciones de los asientos del auditorio.
Además, incluso en el más mínimo asunto, todos pueden experimentar los efectos malignos de la codicia. Por ejemplo, todos sabemos en el corazón que cuando dos mendigos piden algo, es ofensivo que lo asedien a uno con codicia y no recibirá nada de nosotros; en cambio el que se acerque en paz y con humildad nos dará pena y seguramente le daremos lo que pide.
O para dar otro ejemplo, si no puedes dormir a la noche y deseas hacerlo, puedes lograrlo si permaneces indiferente. Pero si deseas dormir codiciosamente, y dices “me quiero dormir, me quiero dormir”, entonces no podrás hacerlo.
Otro ejemplo más es que si esperas con codicia que alguien llegue por un asunto importante y dices continuamente: “Aún no ha llegado”, a la larga perderás la paciencia y te irás. Pero un minuto más tarde esa persona llegará y el asunto que tenías que tratar habrá fracasado.
El motivo de todo esto es el siguiente: Producir una pieza de pan requiere de un campo en donde el trigo sea cultivado y cosechado, de un grano que sea llevado al molino y de que el pan sea cocinado en el horno. Del mismo modo, en el ordenamiento de todas las cosas existe cierta lentitud decretada por la sabiduría de Allah. Si por ser codicioso uno falla en actuar con lentitud, no se podrá darse cuenta de los pasos que se deben seguir en el ordenamiento de todas las cosas; se caerá o no podrá atravesar esos pasos y en cualquier cosa que tenga que hacer, no llegará a cumplir su objetivo.
¡Oh, hermanos aturdidos por las preocupaciones de ganarse el sustento y embriagados por la codicia por las cosas mundanales! La codicia es dañina y perniciosa; ¿cómo es posible entonces que cometes todo tipo de actos de bajeza en pro de tu codicia; que aceptes todo tipo de riquezas sin importar si son lícitas o ilícitas; y que sacrifiques gran parte del Más Allá? En pro de tu codicia, incluso abandonas uno de los pilares más importantes del Islam, que es pagar el zakat, a pesar de que el zakat es para todos el medio para atraer la abundancia y para repeler las tribulaciones. Quien no paga el zakat es propenso a perder el monto de dinero que de todos modos hubiera tenido que pagar: o lo gastará en algo inútil o por alguna desgracia lo tendrá que gastar de todos modos.
En un sueño veraz que tuve durante el quinto año de la Primera Guerra Mundial, me preguntaron lo siguiente:
“¿Cuál es la razón por la que el hambre, las pérdidas financieras y el padecimiento física aquejan a los musulmanes en este momento?”
En mi sueño, respondí:
“De la riqueza que Él nos da, Allah Todopoderoso, nos pidió un diez o un cuarenta por ciento para que podamos beneficiarnos con las oraciones de agradecimiento de los pobres, y para evitar el rencor y la envidia. Pero con nuestra codicia y avaricia, nos hemos negado a pagar el zakat, y Allah Todopoderoso nos ha quitado un treinta por ciento del cuarenta que debíamos y un ocho por ciento del diez que debíamos.
“Allah nos ha pedido que, un solo mes al año, pasemos hambre para obtener setenta beneficios. Pero nos dan pena nuestras almas instintivas y no sentimos ese hambre pasajero y beneficioso, por eso Allah Todopoderoso nos castigó al obligarnos a ayunar por cinco años, un hambre repleta de setenta tipos diferentes de calamidades.
“También nos pidió que, de un período de veinticuatro horas, pasemos una hora como si fuera haciendo un ejercicio Divino, placentero y sublime, luminoso y beneficioso. Pero por nuestra pereza, hemos descuidado nuestra obligación de rezar. Esa simple hora al día se sumó a las demás y se desperdició. Como penitencia, Allah Todopoderoso nos sometió a una forma de ejercicio y esfuerzo físico que reemplazó a la oración”.
Entonces me desperté y, después de reflexionar, me di cuenta de que mi sueño contenía una verdad extremadamente importante. Como lo he demostrado y explicado en la Palabra Veinticinco, cuando comparé la civilización moderna con los principios del Corán, toda la inmoralidad y la inestabilidad en la vida social del ser humano proceden de dos fuentes:
La primera: “Una vez que mi estómago está lleno, ¡qué me importa si otros se mueren de hambre!”
La segunda: “Tú trabajas y yo me alimento”.
Lo que hace que estas dos fuentes se perpetúen es por el predominio de la usura y del interés, por un lado, y por el incumplimiento del zakat, por el otro. El único remedio que puede curar estas dos terribles enfermedades sociales es implementar el zakat como un principio universal y prohibir la usura. El zakat es el apoyo más esencial para la felicidad no sólo para los individuos o para una sociedad en particular, sino para toda la humanidad. Hay dos tipos de clases sociales: la alta y la gente común. Sólo el zakat provocará compasión y generosidad de las clases altas por la gente común, y respeto de la gente común por las clases altas. Sin el zakat, las clases altas menospreciará a la gente común con crueldad y opresión, y la gente común se levantará contra las clases altas con rencor y rebelión. Habrá lucha constante y oposición persistente entre ambas clases sociales. Finalmente todo resultará en la confrontación del capital y el trabajo, como sucedió en Rusia.
¡Oh, gente noble y de buena conciencia! ¡Oh, gente de generosidad y benevolencia! Si no se realizan actos de generosidad como el zakat, habrá tres resultados dañinos. El acto en sí puede que no tenga efectos, porque si no lo ofreces en nombre de Allah, estarás haciendo que el pobre que lo recibe te esté agradecido.. Entonces no serás merecedor del beneficio de sus oraciones, que serían aceptadas a los ojos de Allah. En realidad no eres nada más que un oficial encargado de distribuir las recompensas de Allah Todopoderoso entre Sus siervos; pero si imaginas que eres el dueño de la riqueza, estarás cometiendo un acto de ingratitud hacia las recompensas que has recibido. Si, por el contrario, ofreces el zakat en Su nombre, serás recompensado por haberlo hecho en nombre de Allah Todopoderoso; habrás dado las gracias por las recompensas que has recibido. Una persona necesitada tampoco estará obligada a adularte ni a arrastrarse ante ti; el honor de esta persona no será dañado y sus oraciones para ti serán aceptadas. Ve qué diferencia tan grande hay, por un lado, entre dar en zakat tanto como uno quiera, pero sin ganar otra cosas que el daño de la hipocresía, la fama y por imponer una obligación; y, por el otro, realizar las mismas obras de bien en nombre del zakat, y así estar cumpliendo una obligación que hace ganar recompensas por la virtud de la sinceridad y las oraciones que ofrecen quienes han sido beneficiados con ese zakat.
سُبْحَانَكَ لاَ عِلْمَ لَنَا اِلاَّ مَا عَلَّمْتَنَا اِنَّكَ اَنْتَ الْعَلِيمُ الْحَكِيمُ
اَللّٰهُمَّ صَلِّ وَ سَلِّمْ عَلَى سَيِّدِنَا مُحَمَّدٍ الَّذِى قَالَ اَلْمُؤْمِنُ لِلْمُؤْمِنِ كَالْبُنْيَانِ الْمَرْصُوصِ يَشُدُّ بَعْضُهُ بَعْضًا وَ قَالَ اَلْقَنَاعَةُ كَنْزٌ لاَ يَفْنَى وَعَلَى آلِهِ وَصَحْبِهِ اَجْمَعِينَ آمِينَ وَالْحَمْدُ لِلّٰهِ رَبِّ الْعَالَمِينَ
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Conclusión
Sobre las habladurías
بِاسْمِهِ وَاِنْ مِنْ شَيْءٍ اِلاَّيُسَبِّحُ بِحَمْدِهِ
En el Quinto Punto del Primer Rayo de la Primera Luz de la Palabra Veinticinco, una sola aleya del Corán, que tiene el efecto de desalentar y refrenar, fue mencionado de seis maneras milagrosas para que no haya dudas de lo repugnante que es hablar mal de otros. Se demostró qué tan abominable es esto a la luz del Sagrado Corán, y entonces no hay necesidad de explicar más sobre el asunto. Ciertamente, después que el Corán hizo su declaración, no hay posibilidad ni necesidad de extenderse más.
El Corán le recrimina a quien habla mal de otros con seis reproches en esta aleya:اَيُحِبُّ اَحَدُكُمْ اَنْ يَاْكُلَ لَحْمَ اَخِيهِ مَيْتًا y le prohíbe cometer este pecado con seis grados de severidad. Cuando la aleya está dirigida a aquellas personas que en verdad se involucran en habladurías, el significado es el siguiente.
Como es evidente, esta aleya está expresada en forma interrogativa. Esta pregunta abarca todas las palabras de la aleya, entonces, cada palabra adquiere un significado adicional.
Así, la primera parte pregunta: “¿Es que no tienes inteligencia para hacerte capaz de discernir y eres incapaz de percibir lo horrendo de este acto?”
La segunda palabra يُحِبُّ pregunta: “¿Tu corazón es un asiento para el amor o para el odio, tan corrupto que ama las cosas más repugnantes?”
La tercera frase اَحَدُكُمْ pregunta: “¿Qué le ha ocurrido a tu sentido civilizado de responsabilidad social que eres capaz de aceptar algo ponzoñoso en tu vida social?”
La cuarta frase اَنْ يَاْكُلَ لَحْم pregunta: “¿Qué le ha ocurrido a tu sentido de humanidad que estás destrozando a tu amigo con tus colmillos como si fueras un animal salvaje?”
La quinta frase اَخِيهِ pregunta: “¿No tienes ningún sentimiento de compañerismo, ningún sentido de parentesco, que puedes hundir tus dientes en un pobre desgraciado que está ligado a ti por innumerables lazos de hermandad? ¿Acaso no posees inteligencia, que puedes morder tus propios miembros con sus propios dientes como un lunático?
La sexta palabra مَيْتًا pregunta: “¿Dónde está tu conciencia? ¿Tu naturaleza es tan corrupta que abandonas todo respeto y actúas de manera tan repugnante como para consumir la carne de tu hermano?”
Entonces, según el significado total de la aleya, así como también según lo que indica cada palabra, las calumnias y habladurías son repugnantes para la inteligencia y el corazón, para la humanidad y la conciencia, para la naturaleza y la conciencia social.
Ves, pues, que esta aleya condena las habladurías en seis grados milagrosos y refrena al ser humano de caer en ello de seis maneras diferentes. Las habladurías son un arma vil comúnmente utilizadas por la gente enemiga, envidiosa y obstinada, y quienes son respetables nunca se inclinarán a utilizar esta arma tan sucia. Una persona famosa dijo una vez:
اُكَبِّرُ نَفْسِى عَنْ جَزَاءٍ بِغِيْبَةٍ ٭ فَكُلُّ اِغْتِيَابٍ جَهْدُ مَنْ لاَ لَهُ
جَهْدٌ“Nunca me inclino a molestar a mi enemigo con habladurías, porque las habladurías son el arma de los débiles, de la gente más baja y vil”.
Las habladurías consisten en decir aquello que sería la causa de disgusto e irritación para la persona en cuestión si estuviera presente y lo escuchara. Incluso si lo que se dice es verdad, aún así sería caer en habladurías. Si es una mentira, entonces es tanto una habladuría como una calumnia y por lo tanto sería un pecado con peso doble.
Hablar mal de alguien puede estar permitido en sólo casos especiales:
Primero: Si se presenta una queja a un oficial de justicia y eso sirviera para ayudar a que el mal sea eliminado y se restaure la justicia.
Segundo: Si una persona que quiere asociarse con otra se presenta a pedirte consejo y tú le dices, sólo en pro de su beneficio y de aconsejarlo bien, sin ningún otro interés propio: “No cooperes con él; será una desventaja para ti”.
Tercero: Si el propósito no es exponer a alguien a la desgracia y la notoriedad, sino simplemente para advertir a la gente, y uno dice: “Ese hombre rengo y confundido fue a tal lugar”.
Cuarto: Si el sujeto del que se está hablando es un pecador sin vergüenza y de público conocimiento; si no le molesta el mal y, por el contrario, está orgulloso de los pecados que comete; si siente placer en hacer el mal y sin dudarlo peca de un modo evidente.
En estos casos en particular, hablar mal de alguien es permisible, si se hace sin ningún interés propio y únicamente si es por el bienestar de la comunidad. Pero fuera de estos casos, es como un fuego que consume la madera, las habladurías consumen las buenas obras.
Si uno se ha involucrado en habladurías, o se ha prestado a escucharlas, debe decir: اَللّٰهُمَّ اغْفِرْلَنَاوَ لِمَنِ اغْتَبْنَاهُ y debe decirle al sujeto de sus habladurías, cuando se encuentre con él: “Perdóname”.
اَلْبَاقِى هُوَ الْبَاقِى
Said Nursi