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Destello Diez
Golpes Dados por la Compasión Divina
ﭡ
يَوْمَ تَجِدُ كُــلُّ نَفْسٍ مَا عَمِلَتْ مِنْ خَيْرٍ مُحْضَرًا وَمَا عَمِلَتْ مِنْ سُٓوءٍ تَوَدُّ لَوْ اَنَّ بَيْنَهَا وَبَيْنَهُٓ اَمَدًا بَع۪يدًا وَيُحَذِّرُكُــمُ اللّٰهُ نَفْسَهُ وَاللّٰهُ رَؤُوفٌ بِالْعِبَادِ
Un misterio de esta aleya se expone a través de explicar los golpes dados por la compasión Divina que mis camaradas en el servicio del Corán reciben por errores que hacen como resultado de la naturaleza humana. Entonces una sucesión de keramets que proceden del servicio del Corán se explicará junto con una forma de keramet de Gawth al-A‘zam, ya que él supervisa este servicio sagrado con el permiso de Allah y lo asiste con su influencia de la cercanía de Allah y con su súplica. Entonces quienes realizan este servicio sagrado pueden perseverar con seriedad en su servicio.
Existen tres tipos de keramets asociadas con este servicio sagrado:
El Primer Tipo es ese aspecto que prepara el servicio e impulsa a aquellos empleados a realizarlo.
El Segundo Tipo quita los obstáculos y rechaza el mal de aquellos que se le oponen y les da golpes. Hay numerosas instancias de estos dos tipos y son muy largas[1], entonces la pospondremos para otro momento y trataremos el tercer tipo que es el más liviano.
El Tercer Tipo es este: Cada vez que quienes trabajan con sinceridad en este servicio se vuelven descuidados, reciben una bofetada compasiva. Entonces volviendo en razones, asumen su trabajo nuevamente. Los incidentes de este tipo son más de cien. De sólo veinte, trece o catorce recibieron bofetadas compasivas mientras que seis o siete recibieron bofetadas para refrenar.
EL PRIMERO
Ésta le concierne a este Said desafortunado: cada vez que decaí en mis deberes y diciendo “¿Qué me importa?”, me he preocupado con mis propios asuntos privados, he recibido una bofetada. He formado la opinión de que la recibí debido a mi negligencia. Porque cualquiera que fuese mi propósito que me engañó y me estimuló, recibí una bofetada que fue lo opuesto de ello. Entonces estudiando las bofetadas compasivas que mis amigos sinceros han recibido, siempre fueron lo opuesto a cualquiera que fuese su objetivo – si eran negligentes – de modo que hemos llegado a la conclusión de que esos incidentes fueron del keramet que procedían del servicio del Corán.
Por ejemplo, mientras que este desafortunado Said estuviera ocupado enseñando las verdades del Corán en Van en la época de los eventos del Sheik Said, el gobierno sospechoso no interfería conmigo ni podía hacerlo. Luego, cuando dije: “¿Qué me importa?” y pensando en mí mismo me retiré a una cueva arruinada en el Monte Erek para salvar mi vida del Más Allá, me arrestaron sin razón y me enviaron al exilio. Me trajeron a Burdur.
Allí, nuevamente mientras estuviera sirviendo al Corán… en esa época todos los exiliados eran observados de cerca y se suponía que yo debía reportarme a la policía en persona todas las tardes, pero yo y mis sinceros alumnos nos considerábamos excepciones. Nunca fui a reportarme a la policía en persona. No acepté el gobierno. El Gobernador se quejó ante Fevzi Pasha cuando hizo una visita, pero Fevzi Pasha respondió: “¡No interfieran con él! ¡Trátenlo con respeto!” Lo que lo hizo decir eso fue la naturaleza sagrada del servicio del Corán. Aún así, cada vez que me sobrevenía la idea de salvarme a mí mismo y pensaba sólo en mi vida del Más Allá y había alguna dejadez en mi servicio del Corán, recibía una bofetada opuesta a mis intenciones. Es decir, me enviaron de un lugar de exilio a otro. Me enviaron a Esparta.
En Esparta retomé mis tareas. Después de veinte días, algunas personas cobardes dijeron como advertencia: “Tal vez el gobierno no mirará con agrado esta situación. Sería mejor que fuera cauteloso”. Nuevamente la idea de pensar sólo en mí mismo se apoderó de mí y dije: “¡No dejen que venga nadie!” Y me llevaron de un lugar de exilio a otro y me enviaron a un tercero, a Barla. Y en Barla cada vez que me sobrevino una dejadez y me atrapó la idea de pensar sólo en mí mismo, una de estas serpientes e hipócritas falsos entre ‘los mundanales’ fue enviada a molestarme. Durante estos ocho años, ochenta incidentes como estos me han acontecido; los podría contar, pero los estoy acortando para no aburrir.
¡Hermanos míos! He descrito las bofetadas compasivas que he recibido, ahora si me lo permiten y me disculpan, narraré las bofetadas compasivas que han caído sobre ustedes. No se ofendan. Si alguien se ofende, no pondré su nombre.
EL SEGUNDO
Mi verdadero hermano y primer alumno superior y abnegado, Abdülmecid, tenía una linda casa en Van. Él era un maestro adinerado. Siguiendo sus propias ideas, no se unió a quienes intentaban enviarme a la región límite en contra de mis deseos, que era un lugar muy necesitado del servicio del Corán, y como si fuera por mi beneficio, no votó por ello. Como si, de haber ido allí, mi servicio del Corán no hubiera sido apolítico o sincero, y lo hubieran echado de Van, entonces no tomó parte. Pero recibió una bofetada compasiva contraria a sus intenciones, porque tuvo que dejar Van y su bella casa así como también su región natal; fue obligado a ir a Ergani.
EL TERCERO
Hulusi Bey fue crucial para nuestro servicio del Corán. Hubo una cantidad de cosas cuando regresó a su región natal de Egridir que le hubieran brindado mucho placer y felicidad mundanal, tal vez convirtiéndolo en descuidado con su servicio del Corán, que pertenece solamente al Más Allá. Porque se reunió con sus padres, a quienes no había visto por mucho tiempo, y regresó a su hogar y, por haber regresado allí con rango y honor, el mundo le sonreía y parecía bueno. Sin embargo, para los que están empleados al servicio del Corán, el mundo debe estar ofendido con ellos o bien ellos deben estar ofendidos con el mundo para que puedan realizar ese servicio con sinceridad y seriedad.
El corazón de Hulusi era ciertamente inquebrantable, pero su situación lo condujo al descuido y recibió una bofetada de la compasión Divina. Durante uno o dos años, una cantidad de embusteros se propusieron molestarlo, lo que ahuyentó todo su placer mundanal. El mundo estaba ofendido con él y también él estaba ofendido con el mundo. Entonces, en el verdadero significado de la palabra, él abrazó su tarea con seriedad.
EL CUARTO
Este es Muhâjir Hâfız Ahmed. Él mismo dijo lo siguiente:
“Sí, confieso que cometí un error cuando interpreté la cuestión de mi vida en el Más Allá y su conexión con mi servicio del Corán. Tenía un deseo que me haría poco estricto en mi servicio y recibí un golpe que fue compasivo, pero también fue severo y una expiación. Fue así: mi Maestro no estaba a favor de las nuevas medidas[2]. Mi mezquita estaba al lado de su casa y los Tres Meses se acercaban. Si yo hubiera abandonado mi mezquita, hubiera perdido mucha recompensa y también el distrito se hubiera acostumbrado a no rezar. Si no hubiera llevado a cabo las nuevas prácticas, me hubieran prohibido. Entonces, según mi interpretación, quise que mi Maestro, a quien amaba más que a mi vida, temporariamente se mudara a otro pueblo. No sabía que si se mudaba o se iba a otra región, eso provocaría una falla temporaria en servicio del Corán. En ese momento recibí un golpe. Fue compasivo, pero tan impresionante que tres meses más tarde aún no había recobrado mis sentidos. Sin embargo, alabado sea Allah, según lo que mi Maestro dice, le fue impartido que podemos esperar de la misericordia Divina que cada minuto de calamidad sea equivalente a la adoración de un día. Porque el error no se debía a una enemistad; el deseo se me ocurrió sólo porque estaba pensando en mi vida en el Más Allá”.
EL QUINTO
Este es Hakkı Efendi. Ya que él no está aquí ahora, lo estoy reemplazando como lo hice con Hulûsi Bey y digo esto: mientras Hakkı Efendi estaba llevando a cabo al pie de la letra sus deberes como alumno, un Kaymakam inmoral llegó al distrito. Entonces ocultó lo que había escrito para que el daño no cayera sobre su Maestro ni sobre él. Temporariamente renunció a su servicio de Risale-i Nur. De repente, se abrió un caso en su contra en la corte, lo que fue una especie de bofetada dada por la compasión Divina. Iba a tener que pagar una multa de mil liras. Estuvo bajo amenazas por un año, hasta que vino aquí y nos encontramos y, a su regreso, retomó su servicio del Corán y las tareas de ser un estudiante de Risale-i Nur. Luego, la sentencia de la bofetada compasiva se levantó y fue absuelto.
Más tarde, otra tarea comenzó para los estudiantes, que se refería a escribir el Corán de una nueva manera. Una sección se le dio a Hakkı Efendi. Él se embarcó en ello con entusiasmo y escribió una trigésima parte del Corán. Pero por sus circunstancias de estrechez económica, se vio obligado a tomar en secreto la defensa de alguien en un caso de la corte. De repente recibió otra bofetada compasiva. Se rompió el dedo con el que solía sostener su pluma. Fue advertido en significado: “¡Este dedo no escribirá ni el caso de un abogado ni el Corán!” Nos sorprendimos por su dedo porque no sabíamos su intento el caso. Entonces, se entendió que el servicio sagrado y puro del Corán no quería que involucrara dedos que eran limpios y particulares de ello en otro trabajo. De todos modos, conozco a Hulûsi Bey como me conozco a mí mismo y hablé en su lugar, y Hakkı Bey es exactamente igual. Si no le gusta que actúe como su representante, ¡él puede escribir sobre su bofetada él mismo!
EL SEXTO
Este es Bekir Efendi. Él no está aquí ahora, entonces de la misma manera que representé a mi hermano Abdülmecid basándome en su confianza y lealtad y en lo que mis amigos cercanos, como Şamlı Hafız y Süleyman Efendi dicen y saben, digo esto: Bekir Efendi hizo imprimir la Palabra Diez. Luego le enviamos la Palabra Veinticinco, sobre el Milagro del Corán, para imprimirlo antes de que se introdujera el nuevo alfabeto.
También escribimos que le enviaríamos los costos de impresión, tal como le enviamos los costos de impresión de la Palabra Diez. Pero pensando en mi pobreza y viendo que los costos de impresión rondarían las cuatrocientas liras, Bekir Efendi pensó: “Tal vez el Maestro no estará complacido si lo pago de mi propio bolsillo”, y su alma maligna lo engañó. No se imprimió y provocó un daño considerable al servicio del Corán. Dos meses más tarde, le robaron novecientas liras y recibió un golpe compasivo pero severo. Si Allah lo desea, la pérdida de novecientas liras fue como un tipo de caridad.
EL SÉPTIMO
Este es Şamlı Hafız Tevfik. Él mismo dice: “Sí, confieso que por algunas cosas que no hice a sabiendas y por equivocación que hubiera dañado a nuestro servicio del Corán, recibí dos bofetadas compasivas. No tengo dudas que de fueron el resultado de eso.
“La Primera: Todas las alabanzas sean para Allah, estaba dotado de la escritura árabe que en cierta forma es apropiada para escribir el Corán. Mi Maestro primero me asignó tres trigésimas partes del Corán para escribir y dividió el resto entre los otros. El deseo de escribir el Corán destruyó mi deseo de realizar el servicio de escribir el borrador y la versión final de las partes de Risale-i Nur. Incluso tenía la idea presuntuosa de querer sobrepasar a los otros que no sabían cómo escribir en árabe correctamente. Incluso tuve la arrogancia de decir, cuando mi Maestro me dijo como precaución sobre la escritura, ‘La sé. No necesito aprenderla’. Recibí una bofetada extraordinaria e inimaginable por este error: lo que escribí no fue ni siquiera tan bueno como lo de un hermano (Husrev) que apenas sabía escribir en árabe. Estábamos sorprendidos y comprendimos ahora que fue una bofetada.
“La Segunda: Confieso que dos de mis actitudes fueron dañinas para la absoluta sinceridad necesaria para el servicio del Corán, que debe ser puramente por Allah, y recibí un golpe severo. Porque soy como un extraño en la región y un extranjero. También, pero no debería quejarme, ya que no observé la frugalidad y la satisfacción, reglas importantes de mi Maestro, sufro pobreza. Estoy obligado a mezclarme con gente egoísta y arrogante, y entonces, que Allah me perdone, fui obligado a ser generoso de manera hipócrita y aduladora. Mi Maestro frecuentemente me advertía, me recordaba y me regañaba, pero desafortunadamente no pude detenerme. Por un lado, los demonios entre los genios y los seres humanos estaban sacando provecho de mi situación que se oponía al espíritu del Sabio Corán y, por el otro, provocaba una frialdad y un descuido en nuestro servicio.
“Frente a esta falta, recibí un golpe severo, pero si Allah lo desea, compasivo. No tenemos duda de que sucedió como consecuencia de esa falta. El golpe fue este: a pesar de que por ocho años he tenido una relación cercana con mi Maestro y he sido el escritor de los borradores y versiones finales, por aproximadamente ocho meses, había sido incapaz de beneficiarme con Risale-i Nur. Estábamos sorprendidos por esta situación. Tanto yo como mi Maestro buscamos la razón, preguntándonos por qué esto era así. Ahora estamos seguros de que esas verdades del Corán son luz y no se pueden unir con la oscuridad de la artificialidad, adulación y humillación. Entonces, el significado de las luces de aquellas verdades se alejaba de mí, pareciendo extrañas para mí como extranjeras. Busco a Allah Todopoderoso y Le pido que me otorgue una sinceridad merecedora de este servicio y que me salve de la hipocresía y de la artificialidad hacia ‘los mundanales’. Le pido primero a mi Maestro y a todos mis hermanos que recen por mí.
El más lleno de faltas, Şamlı Hafız Tevfik”
EL OCTAVO
Este es Seyrani. Como Husrev, él era uno de mis alumnos entusiasmado con Risale-i Nur y que lo comprendía bien. Les consulté a mis alumnos de Esparta sobre los tevafuks, que son una llave para los misterios del Corán y para la ciencia de yafr. Respondieron y tomaron parte con entusiasmo, pero debido a que Seyrani tenía otras ideas y puntos de interés, no respondió y además quiso que yo renuncie a la verdad que yo sabía como cierta. Él me escribió una carta que me molestó considerablemente. Dije: “¡Ay! He perdido a este alumno”. Por cierto quise iluminar sus ideas, pero otro significado confundió los asuntos. Recibió un golpe de la compasión Divina: permaneció por casi un año en un lugar de reclusión, es decir, en prisión.
EL NOVENO
Este es Hâfız Zühtü el Anciano. En un momento él estaba como supervisando a los estudiantes de Risale-i Nur en Ağrus, sin considerar el honor espiritual de los estudiantes como suficiente – a pesar de que habían hecho su camino, el de seguir la Sunna del Profeta (PyB) y de evitar las innovaciones – pretendió enseñar una innovación seria con la esperanza de aumentar su prestigio ante los ojos de ‘los mundanales’. Él perpetró un error que se oponía diametralmente a nuestro camino. Recibió una increíble bofetada de la compasión Divina. Ocurrió un incidente que destruyó por completo el honor de su familia. Desafortunadamente, Hâfız Zühtü el Joven también se vio afectado por el doloroso incidente a pesar de que no merecía ninguna bofetada. Pero, si Allah lo desea, le servirá como una operación quirúrgica beneficiosa que libere su corazón del apego mundanal y lo volverá por completo hacia el Corán.
EL DÉCIMO
Este es alguien llamado Hafız Ahmed (que Allah tenga misericordia de él). Durante dos o tres años él escribió los tratados de manera alentadora y se benefició de ellos. Luego, ‘los mundanales’ tomaron ventaja de un rasgo débil de su carácter. Su entusiasmo se humedeció. Se relacionó con ‘los mundanales’, tal vez para evitar que ellos lo dañen y tenía una conexión con ellos y así ganar algún tipo de posición y hacer su escaso modo de vida más abundante. Pero a cambio por la negligencia y el daño que así le provocó al su servicio del Corán, recibió dos golpes. Uno fue que tuvo que apoyar a cinco personas más con sus medios escasos y su situación se volvió verdaderamente desdichada. La segunda bofetada: como alguien que era sensible con respecto al honor y a la dignidad, que no podía tolerar las críticas y objeciones de nadie, sin saberlo fue usado como un escudo por algunas personas astutas de un modo que su honor fue mancillado. El noventa por ciento de su honor fue destruido y el noventa por ciento de la gente se volvió en su contra. ¡Que Allah lo perdone! Si Allah lo desea, entrará en razones y regresará en parte a su deber.
EL UNDÉCIMO
Éste no se escribió porque tal vez él no estaría de acuerdo.
EL DUODÉCIMO
Este es el maestro Galib (que Allah tenga misericordia de él). Sí, él realizó grandes servicios leal y agradecidamente al escribir las versiones finales de los tratados, sin mostrar debilidad frente a ninguna dificultad. La mayoría de los días venía y, escuchando con entusiasmo, los copiaba. Luego, a cambio de un pago de treinta liras hizo escribir todas las Palabras y Cartas. Su objetivo era distribuirlos en su región natal e iluminar a la gente allí. Pero debido a ciertas ideas, no distribuyó los tratados como lo había previsto y los dejó en su caja. De repente un evento doloroso ocurrió por lo que sufrió angustia durante un año. Se ganó numerosos enemigos injustos y tiranos en lugar de un puñado de enemigos oficiales que hubieran sido hostilmente justos por haber distribuido los tratados y perdió algunos de sus amigos.
EL DECIMOTERCERO
Este es Hâfız Halid (que Allah le otorgue misericordia). Él dijo:
“Sí, confieso que me involucré fervientemente en escribir los borradores de las obras que mi Maestro diseminaba al servir al Corán, cuando el puesto de imám de una mezquita en nuestra zona quedó bacante. Con la intención de vestirme en mi antigua toga y llevar el turbante, temporariamente desatendí mi servicio no a sabiendas y evité hacerlo. Recibí una bofetada compasiva contraria a mis intenciones. A pesar de que por ocho o nueve meses hice de imám, extraordinariamente no fui capaz de vestir el turbante, a pesar de las repetidas promesas del Mufti. No tengo dudas de que esta bofetada compasiva fue el resultado de mi error. Yo era alguien a quien mi Maestro se dirigía y también fui su escriba de borradores. Él sufrió dificultades sobre escribir borradores debido a mi desatención. De todos modos…. Aún así, gracias a Allah, nos dimos cuenta de mi error y comprendimos qué tan sagrado es este servicio. Confiamos en que detrás de nosotros teníamos a un Maestro como un ángel protector como el Sheik Geylani.
El más débil de los siervos de Allah, Hâfız Halid”
EL DECIMOCUARTO
Este consiste de tres pequeñas bofetadas que recibieron los tres Mustafas.
La primera: Durante ocho años, Mustafa Çavuş (que Allah le otorgue misericordia) asistió a nuestra pequeña mezquita privada y se ocupó de su estufa, su parafina e incluso de sus fósforos. Supe más tarde que durante los ocho años él proveyó la parafina y los fósforos de su propio bolsillo. La noche antes del viernes, específicamente, se unía a la congregación mientras no hubiera otro asunto esencial que atender. Entonces, tomando ventaja de su ingenuidad, ‘los mundanales’ le dijeron: “Van a interferir en que Hâfiz – uno de los escribas de Risale-i Nur – vista un turbante. Él también debería dejar temporariamente de hacer el llamado a la oración en secreto. Tú dile al escriba que se saque el turbante antes de que se lo quiten por la fuerza”. Él no sabía que eso era algo extremadamente difícil para alguien con un espíritu tan elevado como Mustafa Çavuş decirle a alguien más empleado en el servicio del Corán que se quitara el turbante. Pero le dijo lo que le dijeron.
Esa noche soñé que Mustafa Çavuş venía a mi habitación con las manos sucias detrás del Kaymakam. Le pregunté al día siguiente: “Mustafa Çavuş, ¿a quién viste hoy? Soñé que tenías las manos sucias detrás del Kaymakam”. Respondió: “¡Ay! El intendente del pueblo me dijo ‘dile al escriba’. No sabía lo que había detrás de eso”.
También, el mismo día trajo casi un kilo de parafina a la mezquita. De una manera que nunca antes lo ocurrió, la puerta se dejó abierta y un cabrito entró. Luego un hombre grande vino y, creyendo que la parafina en el aguamanil era agua, la salpicó por toda la mezquita, para limpiar el desastre que dejó el gatito sobre la alfombra. Es extraordinario que no oliera la parafina. Es decir, la mezquita no permitió que el hombre la oliera para decirle a través de su estado: “No necesitamos tu parafina. No la he aceptado por el error que has cometido”. Esa semana, en vísperas del viernes y de otras oraciones importantes incluso, no fue capaz de unirse a la congregación, a pesar de que lo intentó. Luego se arrepintió seriamente, pidió perdón y recobró su pureza de corazón.
La del Segundo Mustafa: Estos son mi alumno meritorio, trabajador e importante Mustafa de Kuleönü y su amigo más leal y abnegado Hâfız Mustafa (que Allah les otorgue misericordia). Después de la fiesta religiosa, le envié un mensaje diciéndole que no vengan, no sea cosa que ‘los mundanales’ nos molesten y nos desalienten en nuestro servicio del Corán, pero si tenían que venir, que lo hicieran de a uno. Luego una noche, tres de ellos vinieron juntos. Querían irse antes del amanecer. De una manera que nunca había pasado antes, ni Mustafa Çavuş ni Süleyman Efendi ni yo mismo, ni ellos mismos, habíamos pensado en tomar precauciones claras; nos hizo olvidar de eso. Cada uno de nosotros lo dejó en manos del otro y no tomó ninguna medida. Partieron antes del amanecer. Por dos horas los golpeó una tormenta tal, que me alarmé pensando que no sobrevivirían a ella. En ese invierno no había habido una tormenta semejante, ni yo había sentido tanta pena por alguien. Como castigo por su falta de cuidado, yo iba a enviar a Süleyman detrás de ellos para averiguar si estaban bien y a salvo. Mustafa Çavuş dijo: “Si él va, también se quedará encallado y yo tendré que ir detrás de él a buscarlo. Entonces Abdullah Çavuş tendrá que venir detrás de mí”. Entonces, diciendo: “¡Confiamos en Allah!”, esperamos.
Pregunta: Tú consideras que las calamidades que acontecieron sobre tus amigos principales son bofetadas; castigo por la negligencia en su servicio del Corán. Mientras que quienes son verdaderamente hostiles contigo y con el servicio del Corán permanecen salvos. ¿Por qué los amigos son abofeteados mientras que a los enemigos no les sucede nada?
La Respuesta: Según el Hadiz اَلظُّلْمُ لَايَدُومُ وَالْكُــفْرُ يَدُومُ los errores de los amigos son tiranía de un tipo en este servicio del Corán y, en consecuencia, son rápidamente castigados. Una persona recibe una bofetada compasiva y, si es razonable, se da cuenta de su error. Pero los enemigos se oponen a este servicio e intentan evitarlo por el extravío. Sabiéndolo o no, su agresión contra nuestro servicio ayuda al ateísmo. Ya que la incredulidad persiste, generalmente no reciben ningún golpe inmediatamente.
Tal como los castigos para los que perpetran crímenes pequeños son asignados localmente y los crímenes serios son enviados a las cortes supremas, así también, según las reglas, los errores menores de los creyentes y amigos cercanos se castigan rápidamente y en parte en este mundo para que rápidamente se purifiquen. Pero los crímenes de los extraviados son tan grandes que ya que sus castigos exceden esta breve vida mundanal, se requiere por la justicia que sean referidos al Tribunal Supremo del reino eterno y mayormente no reciben ningún castigo aquí.
El Hadiz: اَلدُّنْيَا سِجْنُ الْمُؤْمِنِ وَجَنَّةُ الْكَافِرِ se refiere a esta verdad. Es decir, debido a que el creyente recibe un castigo parcial por sus faltas en este mundo, es un lugar de castigo para él. Es una horca y un Infierno en relación a su felicidad en el Más Allá. Y ya que los incrédulos no serán liberados del Infierno y en parte reciben las recompensas por sus buenas obras en este mundo y sus pecados graves se postergan, este mundo es su Paraíso en relación a su vida en el Más Allá. Porque en realidad y en significado el creyente es también mucho más feliz en este mundo que el incrédulo. La fe de un creyente es simplemente como un Paraíso espiritual en su espíritu; mientras que la falta de fe de los incrédulos envuelve en llamas como una especie de Infierno a su ser.
سُبْحَانَكَ لَاعِلْمَ لَنَٓا اِلَّا مَا عَلَّمْتَنَاﮈ اِنَّكَ اَنْتَ الْعَل۪يمُ الْحَك۪ــيمُ
[1] Por ejemplo, la partida de Gente sufre en este mundo un mayor castigo que los tormentos y la angustia que ellos infligen sobre los estudiantes de Risale-i Nur; reciben lo que han dado.
[2] Es decir, las innovaciones que se oponían a las marcas del Islam, como el llamado a la oración en turco.
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