Primer Apéndice
[ Del Apéndice agregado a la Palabra Veinticinco, este Primer Apéndice consiste en la Decimoséptima Etapa de la Primera Estación del Rayo Siete, por su Estación. ]
El viajero incansable e insaciable, que sabía que el objetivo de la vida en este mundo y la esencia de la vida es la fe se dirigió a su propio corazón y dijo: “examinemos el libro conocido como el Corán de la Exposición Milagrosa, del cual se dice que es la palabra y la declaración del Ser Que buscamos, el más famoso, el libro más brillante y más sabio del mundo, que publica un desafío en cada época a cualquiera que rechace rendirse a él. Sepamos lo que dice Él. Pero primero, debemos establecer que este libro es de nuestro Creador”, y él comenzó a buscar.
Ya que el viajero vivía en este época, él miró primero al Risale-i Nur, destellos del milagroso Corán; él vio sus ciento treinta partes que consisten en puntos luminosos formulados por este Libro del Discernimiento, o explicaciones bien fundadas de su contenido. Incluso aunque Risale-i Nur luche valientemente para difundir las verdades del Corán en todas las direcciones, en esta época obstinada y atea, nadie puede derrotarlo, lo que demuestra que su maestro, su fuente, sus autoridades y su sol son el Corán Divino, no el discurso humano. Además entre cientos de pruebas en las distintas partes de Risale-i Nur, la única prueba contenida en la Palabra Veinticinco y al final de la Carta Diecinueve, se habían establecido cuarenta aspectos del Corán milagroso de tal modo que cualquiera que lo hubiera visto no los critica, ni los apela sino que pronuncia las alabanzas apreciativas. El viajero dejó a Risale-i Nur para demostrar que el Corán es un milagroso y la Palabra verdadera de Allah, volviendo sólo a una breve indicación de unos pocos puntos mostrando su grandeza
Primer Punto: Como el Corán, con todos sus milagros y verdades que indican su veracidad es un milagro de Muhammad (PyB) entonces también, Muhammad (PyB) con todos sus milagros, las pruebas de la profecía y las perfecciones del conocimiento, es un milagro del Corán y una prueba decisiva de que el Corán es la Palabra de Allah.
Segundo Punto: El Corán, en este mundo, causó de una manera tan luminosa, afortunada y verídica, una revolución en la vida social del ser humano, así como en las almas, corazones, espíritus, los intelectos de los seres humanos, en sus vidas individuales, sociales y políticas, y, habiendo causado esta revolución la perpetuó de tal manera, que durante catorce siglos en cada momento sus seis mil, seiscientos sesenta y seis aleyas han sido leídos por las lenguas de más que unos cien millones de seres humanos, entrenándolos, refinando sus almas y purificando sus corazones. Para los espíritus, esto ha sido un medio de desarrollo y progreso; para los intelectos, una orientación y una luz; para la vida, esto ha sido la vida en sí misma y la felicidad. Tal libro es de una certeza incomparable; es una maravilla y un milagro.
Tercer Punto: El Corán, desde aquella época hasta el presente, ha demostrado tal elocuencia que causó que el valor que le daban a la oda conocida como “Los Siete Poemas Colgantes”, que estaba escrita en oro y colgaba de las paredes de la Kaba, descendiera a tal punto que la hija de Labid, cuando descolgó el poema de su padre de la Kaba, dijo: “Comparado con las aleyas del Corán, esto ya no tiene ningún valor”.
Un poeta beduino oyó que alguien recitaba esta aleya:
فَاصْدَعْ بِمَا تُؤْمَرُ[1], e inmediatamente se prosternó. Le habían dicho:
“¿Te has hecho Musulmán?”
Él dijo:
“No, ya estaba prosternado antes de la elocuencia de esta aleya.”
Los miles de eruditos e imames, como los genios de la ciencia de la retórica como ‘Abd al-Qahir al-Jurjani, Sakkaki, y Zamakhshari, habían decidido que: “La elocuencia del Corán está más allá de la capacidad humana y es inaccesible.”
También desde esa época, el Corán ha desafiado a todos los letrados arrogantes y egoístas y retóricos, y les dice de una manera calculada para romper su arrogancia: “vengan y traigan una sola Sura como éstas, o acepten la perdición y la humillación en este mundo y en el Más Allá”. A pesar de este desafío, los retóricos obstinados de aquella época abandonaron el corto camino de hacer una sola Sura como el Corán y eligieron un largo camino de ponerse en peligro ellos mismos y sus pertenencias. Esto demuestra que no se puede tomar el camino corto.
Los millones de libros árabes que están en circulación, unos escritos por amigos del Corán a fin de parecerse e imitarlo, otros escritos por sus enemigos a fin de encararlo y criticarlo, ninguno de ellos ha sido capaz de alcanzar el nivel del Corán. Una persona común con sólo escucharlos, podrá decir con seguridad: “el Corán no se parece a estos otros libros, ni es del mismo nivel que ellos. Debe estar debajo de ellos o encima de ellos”. Nadie –ningún incrédulo o tonto– en el mundo puede decir que está debajo de ellos. De ahí que su nivel de elocuencia esté sobre todos ellos. Una vez una persona leyó esta aleya:
سَبَّحَ لِلهِ مَا فِى السَّمٰوَاتِوَاْلاَرْضِ[2] Y la persona dijo: “no puedo ver ninguna elocuencia milagrosa en esta aleya”. Le dijeron: “vuelve a aquella época ucomo el viajero, y escucha la aleya como fue recitada allí”.
Imaginándose estar allí antes de la revelación del Corán, él vio que todos los seres del mundo estaban viviendo en un mundo inestable, pasajero, sin sentido, infinito e ilimitado, en confusión y oscuridad, sin vida y sin conocimiento u objetivo. De repente él oyó esta aleya proclamada por la lengua del Corán y la aleya quitó un velo de delante del universo e iluminó la cara del globo; este discurso siempre existente, este decreto eterno, dio la instrucción a todos los seres conscientes, preparados en las filas de los siglos venideros, en tal manera que el cosmos se convirtió en una mezquita enorme. Toda creación encabezada por el cielo y la tierra, fue llamada a la conmemoración vital de Allah y a la proclamación de Su gloria, fue contenta y alegremente satisfecha su función.
Nuestro viajero observó todo esto. Así probando el nivel de elocuencia del Corán, y comparándolo con otras aleyas por la analogía, él entendió uno de los muchos miles de motivos sabios de la conquista de la mitad del globo y un quinto de la humanidad por el murmullo de la elocuencia del Corán, para la continuación ininterrumpida de su monarquía respetada y poderosa durante catorce siglos.
Cuarto Punto: El Corán había demostrado una dulzura tan veraz que mientras que la repetición de incluso la cosa más dulce provoca acoso, lo cual desde los tiempos más tempranos había sido aceptado por todo el mundo y hasta se había hecho proverbial que repetir la recitación del Corán, lejos de inducir a la repugnancia y al cansancio en los seres humanos de corazón puro, por el contrario aumenta su dulzura.
El Corán manifiesta, además, tal frescura, juventud y originalidad, que aunque había vivido durante catorce siglos y había pasado por muchas manos, retiene su frescura como si recién hubiera sido revelado. Cada siglo ve el Corán disfrutar de una nueva juventud, como si él dirigiera ese siglo en particular. Del mismo modo, los eruditos de cada rama del aprendizaje, aunque ellos mantienen el Corán constantemente a su lado a fin de beneficiarse de él, y permanentemente seguir su método de exposición, vean que el Corán mantiene la originalidad de su estilo y la manera de la explicación.
Quinto Punto: Un ala del Corán está en el pasado, y otra está por venir, y como su raíz y su otra ala son verdades concordadas de los antiguos profetas, y las confirma y corrobora, y ellos también las confirman con la lengua de la unanimidad, entonces también todos los caminos rectos verdaderos y los caminos de la refinación cuyas frutas como los evliyas y los eruditos purificados, que reciben la vida del Corán, muestran a través de sus espíritus vitales crecen progresivamente y viven bajo la protección de su segunda ala, atestiguan que el Corán es la verdad pura y la asamblea de verdades y por completo, una maravilla incomparable.
Sexto Punto: Seis aspectos del Corán son luminosos y muestran la veracidad del Corán y la exactitud por sí misma. Sí, los pilares de argumento y prueba están debajo de él; los destellos del sello de lo milagroso están encima de él; su objetivo; los dones de ambos mundos, las verdades de revelación divina que son el punto de apoyo están detrás de él; el asentimiento y las pruebas de las mentes rectas innumerables están a su derecha; y los corazones benignos y las conciencias limpias que conocen la absoluta y agradable seriedad para atraer la tranquilidad verdadera está a su izquierda. Todo demuestra que el Corán es un fuerte impenetrable y firme, extraordinario y maravilloso, tanto en el cielo como en la tierra.
Entonces también desde estos seis niveles, Quien Dispone del universo ha puesto Su sello en él, siendo una verdad pura y recta, y no siendo la palabra del ser humano, y que no contiene ningún error – Quien Dispone, Quién lo ha hecho Su práctica para exponer siempre la belleza del universo, protector bueno y recto, y eliminar impostores y mentirosos, ha confirmado y ha puesto Su sello en el Corán dándole el lugar más aceptable, más alto, y más dominante de respeto y nivel de éxito en el mundo.
Y entonces también quién es (PyB) la fuente del Islam y el intérprete del Corán –su creyente y poseedor con mayor respeto que todos los demás, y estando en un estado parecido a un sueño cuando fue revelado[3], y otras palabras y discursos que no se parecen ni se quedan atrás de él, y que la descripción del Intérprete sin vacilación y con confianza completa en el Corán, los acontecimientos cósmicos verdaderos de generalmente el pasado y el futuro desde detrás del velo de lo Invisible, y no se observa ningún engaño ni falta en él, estando bajo las miradas de los ojos más agudos, y su fe y afirmación de cada declaración del Corán con toda su fuerza y nada sacudiéndolo, es un sello confirmando que el Corán es revelado y verdadero y es la Palabra bendita de su propio Creador Compasivo.
También una quinta parte de la humanidad, en efecto la mayor parte de ella, que han llegado al Corán y se han unido a la religión y escuchándolo con impaciencia, deseosos de la verdad, y según el testimonio de muchas indicaciones y acontecimientos e iluminaciones, los genios, ángeles, y seres de espíritu que también se reúnen alrededor de él adorando con la verdad como polillas siempre que es recitado,[4] es un sello que confirma la aceptación del Corán por todos los seres y que ocupa la posición más alta.
También, que todas los niveles de la humanidad desde los más tontos y humildes hasta los más inteligentes y educados tomen su parte de la instrucción del Corán y comprendan sus verdades más profundas y todas las ramas de académicos, como los grandes intérpretes de la Gran Sharía en particular, y cientos de ciencias islámicas y ramas de conocimiento, que los brillantes y exigentes expertos en teología y los principios de la religión extraigan del Corán todas las necesidades y respuestas para sus propias ciencias es una marca que confirma que el Corán es una fuente de verdad y una mina de realidad.
También, a pesar de los escritores árabes, quiénes eran los más avanzados en cuanto a literatura, aquellos de ellos que no entraron al Islam, tenían la mayor necesidad de discutir el Corán. Su rechazo a la producción de algo parecido a una sola sura y a su elocuencia, la elocuencia que es sólo un aspecto de los siete aspectos principales del Corán milagroso, así como los oradores famosos y eruditos brillantes, que hasta ahora han querido ganar la fama a través de la disputa, han sido incapaces de oponerse a un aspecto solo de su milagro y su silencio restante e impotente, es un sello que confirma que el Corán es un milagro y más allá de los poderes humanos.
Sí, el valor, la superioridad y la elocuencia de un discurso o una palabra es aparente a través del saber, “de quien esto ha venido y a quien, y para qué objetivo”; el Corán entonces no puede tener un símil, y nada puede alcanzarlo. Porque el Corán es un discurso y la dirección del Sustentador de todos los mundos y el Creador del universo entero y un diálogo que de ninguna manera insinúa imitación o artificialidad. Es dirigido al enviado en nombre de todos los seres humanos, de todos los seres, el más famoso y renombrado de la humanidad, el fuerte y amplio, cuya fe dio lugar al fuerte Islam y elevó a su dueño al nivel “de la Distancia de Dos Cuerdas de Arco” y lo devolvió como el destinatario Del Eternamente Suplicado. Esto describe y explica los asuntos concernientes a la felicidad en esta palabra y la jerarquía, los resultados de la creación del universo, y los objetivos dominantes dentro de él. Esto expone también la fe del ser al que esto está dirigido, que era el más alto y el más extenso en la fe y que sostuvo todas las verdades de Islam. Gira y muestra cada lado del universo enorme como un mapa, un reloj, o una casa, y los enseña y describe como un Artesano Que los hizo. Producir algo parecido al Corán de Milagrosa Exposición no es posible; el nivel de su milagro no puede ser alcanzado.
También, miles de eruditos precisos y cultos de mucha inteligencia han escrito, cada uno, comentarios explicando el Corán, algunos de los cuales son de treinta, cuarenta, o hasta setenta volúmenes, mostrando y demostrando a través de pruebas y argumentos las calidades innumerables, las precisiones, las características, los misterios, elevados significados y numerosas indicaciones concernientes a cada clase de materia escondida e invisible en el Corán. Y las ciento treinta partes de Risale-i Nur en particular, cada una de las cuales demuestran con argumentos decisivos un mérito, una expresión que tiene un significado sublime del Corán. Cada parte de él, como el Milagroso Corán, y la Segunda Estación de la Palabra Veinte. Esta deduce muchas cosas del Corán acerca de las maravillas de la civilización como el ferrocarril y el avión, y el Rayo Uno, llamado Signos del Corán, que hace conocidas las indicaciones de aleyas que aluden a Risale-i Nur y a la electricidad. Los ocho tratados cortos de Risale-i Nur llamados Los Ocho Símbolos, que muestran qué bien ordenadas, llenas de sentido y misteriosas son las palabras del Corán. El pequeño tratado probando Risale-i Nur, en cinco aspectos, lo milagroso de las al final de la Sura Al-Fath (La Sura de la Conquista) en cuanto a sus noticias de lo Invisible– cada parte del Risale-i Nur muestra una verdad, una luz del Corán. Todo esto forma un sello que confirma que el Corán no tiene símil, es un milagro y una maravilla, que es la lengua del Mundo de lo Invisible en el Mundo Manifiesto y la Palabra de Un Omnisciente de lo Invisible.
Así, debido a estas cualidades y características del Corán indicadas arriba en seis puntos, seis aspectos y seis niveles, su soberanía luminosa, poderosa y sagrada ha seguido con perfecto esplendor la iluminación de las caras de los siglos y la cara de la tierra por su parte mil trescientos años. Y también debido a estas cualidades del Corán cada una de sus letras está ganando distinción sagrada de ceder al menos diez recompensas, diez méritos y diez frutas eternas, y las letras de cientos de aleyas y suras cediendo cien, mil frutas, o más y en tiempos benditos la luz, recompensa, y valor de cada letra que se eleva de diez a cien. El viajero por el mundo entendió esto y le dijo a su corazón:
“El Corán, que es milagroso en todos los sentidos, por el consenso de sus suras, el acuerdo de sus aleyas, el acuerdo de sus luces y misterios, y el acuerdo de sus frutas y trabajos, con sus evidencias en forma de pruebas declara la existencia, unidad, atributos y Nombres de Un Solo Necesariamente Existente, que es desde su testimonio, el testimonio interminable de todos los creyentes que habían surgido”
Así, en breve alusión a la instrucción en la fe y la unidad Divina que el viajero recibió del Corán, se había dicho en la Decimoséptima Etapa de la Primera Estación:
لاَ اِلٰهَ اِلاَّ اَللهُ الْوَاجِبُ الْوُجُودِ اَلْوَاحِدُ اْلاَحَدُ الَّذِى دَلَّ عَلَى وُجُوبِ وُجُودهِ فِى وَحْدَتِهِ الْقُرْآنُ الْمُعْجِزُ الْبَيَانِ اَلْمَقْبُولُ الْمَرْغُوبُ ِلاَجْنَاسِ الْمَلَكِ وَ اْلاِنْسِ وَ الْجَانِّ ااَلْمَقْرُوءُ كُلُّ آيَاتِهِ فِى كُلِّ دَقِيقَةٍ بِكَمَالِ اْلاِحْتِرَامِ بِاَلْسِنَةِ مِأَتِ مِلْيُونٍ مِنْ نَوْعِ اْلاِنْسَانِ الدَّائِمُ سَلْطَنَتَهُ الْقُدْسِيَّةُ عَلَى اَقْطَارِ اْلاَرْضِ وَ اْلاَكْوَانِ وَ عَلَى وُجوُهِ اْلاَعْصَارِ وَ الزَّمَانِ وَ الْجَارِى حَاكِمِيَّتُهُ الْمَعْنَوِيَّةُ النُّورَانِيَّةُ عَلَى نِصْفِ اْلاَرْضِ وَ خُمْسِ الْبَشَرِ فِى اَرْبَعَةَ عَشَرَ عَصْرًا بِكَمَالِ اْلاِحْتِشَامِ .. وَ كَذَا شَهِدَ وَ بَرْهَنَ بِاِجْمَاعِ سُوَرِهِ الْقُدْسِيَّةِ السَّمَاوِيَّةِ وَ بِاِتِّفَاقِ آيَاتِهِ النُّورَانِيَّةِ اْلاِلهِيَّةِ وَ بِتَوَافُقِ اَسْرَارِهِ وَ اَنْوَارِهِ وَ بِتَطَابُقِ حَقَائِقِهِ وَ ثَمَرَاتِهِ وَ آثَارِهِ بِالْمُشَاهَدَةِ وَ الْعَيَانِ
No hay más dios que Allah, el Ser Necesario, Uno, Único, Cuya Existencia Necesaria en la Unidad señala al Corán de la Exposición Milagrosa, el libro aceptado y deseado por todas las especies de ángeles, humanos y genios, cuyas aleyas se leen cada minuto del año, con suma reverencia, por cientos de millones de personas, cuya soberanía sagrada sobre las regiones de la tierra, el universo y la cara del tiempo es permanente, cuyas autoridades espirituales y luminosas han sobrepasado la mitad de la tierra y un quinto de la humanidad, durante más de catorce siglos, con esplendor sumo. El testimonio y la prueba también están dados por la unanimidad de sus suras sagrados y divinos, el acuerdo de sus aleyas luminosas, divinas, la congruencia de sus misterios y luces, la correspondencia de sus frutas y efectos, a través de la clara visión y atestiguación.
[1] Corán, 15:94
[2] Corán, 57:1
[3] Muslim, iv, N° 1816 y 1817; al-Hakim, al-Mustadrak, ii, 392; Tabrizi, Mishkat al-Masabih, N° 4844.
[4] Bujari, vi, 234; al-Mustadrak, i, 553, 554.