Descargar
Palabra Veintinueve
Ésta, la Palabra Veintinueve, es sobre la Inmortalidad del Espíritu del Ser Humano, sobre los Ángeles y la Resurrección
ﭡ
تَنَزَّـلُـ الْمَلٰٓئِكَــةُ وَالرُّوحُ ف۪يهَا بِاِذْنِ رَبِّهِمْ ﱳ قُلِ الرُّوحُ مِنْ اَمْرِ رَﯹﱎﰇ[1]
Bismillahir Rahmanir Rahim
“En el Nombre de Allah el Clemente y el Misericordioso”
[Este tratado consiste de una Introducción y dos Objetivos principales]
Introducción
Se puede decir que la existencia de los ángeles y de los seres espirituales es tan definitiva como la de los seres humanos y los animales. Por cierto, como se explicó en el Primer Paso de la Palabra Quince, la realidad sin dudas requiere y la sabiduría, por cierto, demanda que como la tierra, los cielos tengan habitantes y que sus habitantes sean conscientes y adecuados para los cielos. En la lengua de la Sharía, esos habitantes, de los que hay muchos tipos, se llaman ángeles y seres espirituales.
La realidad requiere que esto sea así. Porque a pesar de la pequeñez de la tierra y de la insignificancia en relación a los cielos, que esté lleno de seres concientes y que de vez en cuando se vacíe y luego se vuelva a llenar con nuevos sugiere – en verdad, establece claramente – que los cielos también, con sus constelaciones majestuosas como palacios adornados, están llenos de seres vivos, la luz de la luz de la existencia y los seres concientes e inteligentes, la luz de los seres vivos. Como los seres humanos y los genios, esos seres son espectadores del palacio del mundo, las que consideran el libro del universo; son heraldos de Su Reino de Soberanía. Con su adoración universal y abarcativa, representan la glorificación de los seres grandes y universales del universo.
La naturaleza del universo seguramente señala a su existencia. Porque ya que está embellecida y decorada con un número incontable de obras de arte adornadas delicadamente; decoraciones significativas y bordados sabios; requiere evidentemente de las miradas de los admiradores considerados y amantes apreciativos de asombro; demanda su existencia. Sí, tal como la belleza requiere de un amante, así también el alimento se les da a los hambrientos. Así, el sustento de los espíritus y el alimento de los corazones en esta ilimitada belleza de arte que consideran a los ángeles y los seres espirituales; los señala a ellos. Porque mientras este adorno infinito requiere de una tarea infinita de contemplación y adoración, los seres humanos y los genios pueden realizar sólo una millonésima parte de esa tarea infinita, esa supervisión sabia, esa adoración extensiva. Esto significa que las variedades ilimitadas de ángeles y seres espirituales son necesarias para realizar esas tareas variadas y adoraciones infinitas, y para llenar y animar la mezquita poderosa del mundo con sus rangos.
Por cierto, una especie de seres espirituales y ángeles está presente en cada aspecto, en cada esfera del universo, cada uno encargado de una tarea de adoración. Se puede decir según las narraciones de hadices: De la sabiduría en el orden del mundo; que un tipo de objeto viajero sin vida desde los planetas y las estrellas hasta las gotas de lluvia, todos son barcos o vehículos de un tipo de ángel. Estos ángeles se montan en estos vehículos con permiso Divino y viajan observando el Mundo Manifiesto; representan la alabanza y la glorificación de sus vehículos.
También se puede decir que ciertos tipos de cuerpos vivos actúan como aeroplanos para diferentes tipos de espíritus. Desde los pájaros del Paraíso, llamados los Pájaros Verdes en un Hadiz que dice: “Los espíritus de la gente del Paraíso entran en los Pájaros Verdes en el Reino Intermedio y viajan alrededor del Paraíso en ellos” [2], hasta las moscas. Los espíritus entran en ellos con la orden Divina, y a través de las facultades y los sentidos de esos cuerpos vivos como los ojos y los oídos, observan los milagros de la creación en el mundo corpóreo. Realizan la glorificación particular de cada uno.
Tal como la realidad exige que sea así, también lo es para la sabiduría. Porque, con una actividad intensa, el Creador Omnisciente crea constantemente vida sutil y seres luminosos concientes de la tierra densa, que tiene poca conexión con el espíritu, y del agua turbia, que tiene poca relación con la luz de la vida. Seguramente entonces crea ciertos tipos de seres concientes del mar de la luz e incluso del océano de oscuridad, del aire, de la electricidad y de otras materias sutiles apropiadas para el espíritu y adecuadas para la vida. Y seguramente estos seres son sumamente numerosos.
* * *
[1] Corán, 97:4, 17:85
[2] Muslim, Imara, 121; Tirmidhi, Tafsir Sura Al-i ‘Imran, 19; Fada’il al-Jihad, 13; Ibn Maja, Jana’iz, 4; Darimi, Jihad, 18; Musnad, i, 266; vi, 386.