RAYO SIETE

Introducción

وَمَا خَلَقْتُ الْجِنَّ وَاْلاِنْسَ اِلاَّ لِيَعْبُدُونِ

Según el sentido de esta poderosa aleya, el objetivo de enviar al ser humano a este mundo y su sabiduría implícita, consiste en reconocer al Creador de todos los seres, creer en Él y adorarlo. El deber primordial del ser humano y la obligación actual sobre él es conocer a Allah y creer en Él, consentirlo en Su Ser y unidad en sumisión y certeza perfectas.

Para el ser humano, que por naturaleza desea la vida permanente y la inmortalidad, cuyas esperanzas ilimitadas se equiparan a aflicciones ilimitadas, cualquier objeto o logro además de la fe en Allah, el conocimiento de Allah y los medios para alcanzar éstos, que son el fundamento y la llave de la vida eterna, cualquier objeto o logro deben ser considerados como humildes para el ser humano, o hasta sin valor en muchos casos.

Ya que esta verdad ha sido demostrada con pruebas firmes en Risale-i Nur, referimos la exposición de esto a esas partes y exponemos aquí, dentro del marco de cuatro preguntas, sólo dos abismos que sacuden la certeza de la fe en esta época e inducen a la vacilación.

Los medios para la salvación del primer abismo son estos dos Asuntos:

El Primer Asunto: Como fue demostrado detalladamente en el Destello Trece de la Carta Treinta y uno, en preguntas generales la negación no tiene ningún valor ante la prueba y es muy débil. Por ejemplo, con respecto a la observación de la luna creciente al comienzo del Sagrado Mes de Ramadán, si dos personas comunes demuestran que está saliendo la luna creciente, y miles de nobles y eruditos lo niegan, diciendo: “No la hemos visto,” su negación no tiene valor ni poder de convicción. Porque cuando es una pregunta de prueba, cada persona refuerza y apoya al otro, y a los resultados de consenso. Pero cuando es una pregunta de negación, no hay ninguna diferencia entre una persona y mil. Cada persona permanece sola y aislada. Porque para el que afirma que mira más allá de él y juzga la materia como es. Así en el ejemplo que hemos dado, si uno dice que “la luna está en el cielo”, y su amigo entonces lo afirma, los dos se unen y se refuerzan.

El que se une a la negación y a la oposición, sin embargo, no considera la materia como es, y es incluso incapaz de hacerlo. Es un principio conocido que “una negación no particularizada, no dirigida a un lugar en particular no puede ser demostrada”.

Por ejemplo, si afirmo la existencia de una cosa en el mundo, y tú la niegas, puedo establecer fácilmente su existencia con tan solo señalarla. Pero para ti, para justificar tu negación, es decir establecer la inexistencia de la cosa, es necesario buscar exhaustivamente por el mundo entero, y hasta examinar cada aspecto de épocas pasadas. Sólo entonces podrías decir, “Esto no existe, y nunca había existido.”

Ya que aquellos que niegan no consideran el asunto como es sino que juzgan la luz de sus propias almas, su propia inteligencia y visión, no pueden reforzar de ninguna manera y apoyarse unos a otros. Ya que los velos y causas que les impiden ver y saber son varios. Alguien puede decir, “No lo veo; por lo tanto, en mi opinión, yo creo que no existe”. Pero nadie puede decir, “No existe en la actualidad”. Si alguien dice eso – particularmente en preguntas sobre fe, que contemplan todo el universo – es una mentira tan enorme como el mundo, y no puede decir la verdad ni ser corregido a la vez.

En Resumen: El resultado es sólo uno en el caso de la afirmación, y cada caso de la afirmación apoya los otros casos.

La negación, por el contrario, no tiene un solo resultado sino múltiples. La multiplicidad emerge de lo que dice cada persona acerca de sí mismo, “En mi opinión y según mi punto de vista,” o “Según mi fe,” y conduce a la multiplicidad del resultado. De ahí que cada caso por separado no puede apoyar a los otros casos.

Por lo tanto, con respecto a la verdad con la cual comenzamos no hay ningún significado en la multiplicidad ni en el predominio aparente de los incrédulos y negadores quienes se oponen a la fe. Ahora es necesario abstenerse de introducir cualquier vacilación en la certeza y la fe de un creyente, pero en esta época las negaciones de los filósofos de Europa han inducido a la duda a varios inocentes desafortunados, así han destruido su certeza y han borrado su felicidad eterna. La muerte y la venida de la hora designada para alguien, que afligen a treinta mil personas cada día, son privadas de su sentido del rechazo de este mundo y presentadas como la aniquilación eterna y envenenan su vida con la más amarga de las penas. Aprecia entonces qué maravillosa bendición es  la fe, y la esencia de la vida.

El Segundo Asunto: Con respecto a un problema sujeto a discusión en la ciencia o el arte, aquellos que no son parte de esa ciencia o arte no pueden hablar con autoridad, por más maravillosos, instruidos y hábiles que sean, ni tampoco sus juicios pueden ser aceptados como decisivos. Ellos no pueden formar la parte del consenso culto de la ciencia.

Por ejemplo, la opinión de un gran ingeniero en el diagnóstico y la cura de una enfermedad no tiene el mismo valor que la del médico más humilde. En particular, las palabras de negación de un filósofo que está absorto por la esfera material, quién está alejándose continuamente cada vez de lo inmaterial o espiritual y está más cerrado e insensible a la luz, cuya inteligencia está restringida a lo que su ojo contempla – tales palabras no son dignas de consideración y carecen de valor con respecto a lo inmaterial y a los asuntos espirituales.

En asuntos sagrados y espirituales y acerca de la unidad Divina, hay acuerdo total entre los cientos de miles de personas que buscan la Verdad, como el Sheik Gueilani (que su misterio sea santificado) que contempló el Trono Sublime de Allah mientras todavía estaba en la tierra, que pasó noventa años dedicado al trabajo espiritual y que develó las verdades de la fe en las tres estaciones de la certeza. Siendo éste el caso, ¿qué valor tienen las palabras de los filósofos, que por estar absortos en los detalles más difusos del reino material y aspectos más diminutos de la multiplicidad son ahogados y aturdidos? ¿No son sus negaciones y objeciones ahogadas como el zumbido de un mosquito por el rugido de los truenos?

La esencia de la incredulidad que se opone a las verdades del Islam y lucha contra ellas es una negación, una ignorancia y una desmentida. Incluso aunque pueda parecer una afirmación de algún tipo y una manifestación de existencia, es en realidad negación y no existencia. Mientras que la fe es conocimiento y una manifestación de existencia; es decir afirmación y juicio. Cada aspecto de negación de la fe es la puerta a una verdad positiva o el velo que lo cubre. Si los incrédulos que luchan contra la tentativa de la fe, con suma dificultad, afirman y aceptan sus creencias negativas en forma de aceptación y admisión de inexistencia, entonces su incredulidad puede ser considerada en un aspecto como una forma de conocimiento equivocado o juicio erróneo. Si no, en cuanto a la no aceptación, negación y no admisión –algo más fácil– es ignorancia absoluta y ausencia total del juicio.

En Resumen: Las convicciones que son la base de la incredulidad son entonces de dos clases:

Primera: No otorga ningún respeto a las verdades del Islam. Esto es un reconocimiento erróneo, una creencia infundada y una aceptación equivocada peculiar; es un juicio injusto. Esta clase de incredulidad está afuera de nuestro asunto. Esto no nos preocupa ni nos afecta.

Segunda: Se opone a las verdades de la fe y lucha contra ellas. También es de dos tipos:

El Primero es la no aceptación. Consiste simplemente en no afirmar la demostración. Esto es una especie de ignorancia; no hay ningún juicio implicado y ocurre fácilmente. También esto está fuera de nuestro asunto.

El Segundo tipo es la aceptación de la inexistencia. Es consentir la no existencia con el corazón de uno y un juicio está implicado. Es una convicción y forma parte de algo. Es debido a esta parcialidad que está obligado a afirmar su negación.

La negación también es de dos tipos:

El Primer Tipo: Dice: “Una cosa determinada no existe en un determinado lugar o en una dirección particular.” Esta clase de negación puede ser probada, y esto está fuera de nuestro asunto.

El Segundo Tipo: Consiste en negar aquellos asuntos doctrinales y sagrados, generales y completos, que conciernen a este mundo, a todos los seres, al Más Allá, y a la sucesión de diferentes épocas. Esta clase de negación no puede de ninguna manera ser demostrada, como hemos mostrado en el Primer Asunto, por esto es necesario justificar tales negaciones con una visión que abarcará el universo entero, contemplará el Más Allá, y observará cada aspecto del tiempo sin límite.

El Segundo Abismo y los medios para escaparse de él: También consiste en dos asuntos:

El Primero: Las inteligencias que se estrechas por abandonar a Allah y entregarse al pecado, o al reino material, son incapaces de entender los enormes asuntos del aspecto de sublimidad, grandeza, e infinidad; de ahí tomando el orgullo de tal conocimiento como propio, ellos se apresuran a negar. Ya que ellos no pueden comprender las enormes preguntas, profundas y completas de la fe con sus intelectos espiritualmente cerrados y secos, sus corazones corruptos y espiritualmente moribundos, ellos se arrojan a la incredulidad y se ahogan en el camino desviado.

Si ellos son capaces de mirar la naturaleza verdadera de su incredulidad y la esencia de su desvío ellos verán que, comparado con la razonable, conveniente y en efecto necesaria sublimidad y grandeza que está presente en la fe, abajo y dentro de su incredulidad se llena cientos de veces de imposibilidades y absurdos.

Risale-i Nur ha demostrado esta verdad a través de cientos de comparaciones y órdenes con el mismo carácter definitivo que “dos más dos son cuatro”. Por ejemplo, quien no acepta al Ser Necesario, Su eternidad, ni por completo el atributo de Allah Todopoderoso, debido a su grandeza y sublimidad, debe formar un credo de incredulidad adjudicando a ese ser necesario, eternidad y los atributos del Divino a un número ilimitado de seres, una infinidad de átomos. O como los necios sofistas, puede abdicar su inteligencia negando tanto su propia existencia como la del universo.

Así, todas las verdades de la fe y el Islam, basan sus asuntos en la grandeza y sublimidad que son su requerimiento, se libran de los absurdos imponentes, las supersticiones temibles y la ignorancia tenebrosa de la incredulidad que las encaran y toman su lugar en los corazones sanos e intelectos bien guiados, a través de la absoluta sumisión y aceptación.

La proclamación constante de esta grandeza y sublimidad en la llamada al rezo, en los rezos y en la mayor parte de los ritos de Islam

اَللّٰهُ اَكْبَرُ ٭ اَللّٰهُ اَكْبَرُ ٭ اَللّٰهُ اَكْبَرُ ٭ اَللّٰهُ اَكْبَرُ,

la declaración del Hadiz Sagrado اَلْعَظَمَةُ اِزَارِى وَ الْكِبْرِيَاءُ رِدَائِ ; y la declaración del Profeta (PyB) – su conversación más inspiradora con Allah, en la parte ochenta y seis de Jawshan Al-Kabir:

 

يَا مَنْ لاَ مُلْكَ  اِلاَّ مُلْكَهُ  * يَامَنْ لاَ يُحْصِى الْعِبَادُ ثَنَا ئَهُ

يَامَنْ لاَتَصِفُ الْخَلاَئِقُ جَلاَلَهُ * يَامَنْ لاَيَنَالُ اْلاَوْهَامُكُنْهَهُ

يَا مَنْ لاَ يُدْرِكُ اْلاَبْصَارُكَمَالَهُ * يَامَنْ لاَيَبْلُغُ اْلاَ فْهَامُ صِفَاتَهُ

يَا مَنْ لاَيَنَالُ اْلاَفْكَارُكِبْرِيَائَهُ * يَامَنْ لاَيُحْسِنُ اْلاِنْسَانُ نُعُوتَهُ

 يَا مَنْ لاَ يَرُدُّ الْعِبَادُ قَضَائَهُ * يَامَنْ ظَهَرَ فِى كُلِّ شَىْءٍآيَاتُهُ

سُبْحَانَكَ يَالاَ اِلٰهَ اِلاَّ اَنْتَ اْلاَمَانُ اْلاَمَانُ نَجِّنَا مِنَ النَّارِ

 

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