Segunda Parte del Apéndice
La primera de las nueve estaciones que comprenden los nueve niveles de pruebas de la resurrección milagrosamente está indicada en la siguiente aleya:
فَسُبْحَانَ اللّٰهِ ح۪ـينﭯ تُمْسُونَ وَح۪ـينﭯ تُصْبِحُونَ ﱳ وَلَهُ الْحَمْدُ ﯺﰆ السَّمٰوَاتِ وَالْاَرْـضِـ وَعَشِيًّا وَح۪ـينﭯ تُظْهِرُونَ ﱳ يُخْرِجُ الْحَىَّ مِنَ الْمَيِّتِ وَيُخْرِجُ الْمَيِّتَ مِنَ الْحَىِّ وَيُحْيِى الْاَرْـضَـ بَعْدَ مَوْتِهَاﮈ وَكَــذٰلِكَ تُخْرَجُونَ ﮇ ﱳ[1]
La prueba manifiesta y la evidencia brillante del decreto de Allah relacionado a la resurrección contenida en esta aleya, serán explicadas y expuestas, con la anuencia de Allah[2].
CUARTO ALUSIÓN DEL
QUINTO PUNTO DEL DESTELLO TREINTA
En relación a la vigésimo octava propiedad de la vida, se explicó que la vida considera seis pilares de fe y los demuestra; contiene una serie de indicaciones de su verdad.
Ahora, el resultado más importante, el sustento y la razón para la creación del cosmos no es otro sino la vida, y la vida, esta verdad exaltada, no puede estar de ninguna manera restringida a esta vida mundanal transitoria, breve, defectuosa y dolorosa. Más bien, el propósito y el resultado del árbol de la vida, el esplendor del cual se pueden deducir de sus veintinueve propiedades, el fruto de ese árbol merecedor de su esplendor, es la vida eterna del Más Allá; es la vida en el reino eterno donde incluso las piedras, los árboles y el suelo estarán dotados de vida. De lo contrario, se desprende que el árbol de la vida, tan engalanado en abundancia con instrumentos significativos, no da frutos, beneficios ni verdad para los seres vivos, y al ser humano en particular; y el ser humano que en su sustancia y facultades es veinte veces superior al gorrión y es por, cierto el más importante y elevado de toda la creación, caerá a un nivel veinte veces más abajo que aquél del gorrión; con respecto a la felicidad de su vida, será el más desafortunado y humillado de los desdichados.
De igual modo, la inteligencia, el más preciado de los dones para el ser humano, harían una herida en su corazón a través del reflejo constante de los dolores del pasado y de los temores del futuro; mezclaría los nueve dolores con cada placer y así se convertiría todo en un desastre para el ser humano. Ahora esto es falso hasta el grado extremo. La vida de este mundo así demuestradecisivamente el pilar de la fe que es la fe en el Más Allá y muestra ante nuestros ojos más de trescientos mil especimenes de resurrección en cada primavera.
[1] Corán, 30:17-19
[2] Aún no se ha escrito toda la estación y se ha incluido aquí por su relevancia con el tema de la vida a la resurrección. Además, contiene una alusión sutil y profunda al pilar del Determinador Divino al final del tema de la vida.
¿Es acaso posible que un Agente Todopoderoso Que prontamente suministra y provee con sabiduría, solicitud y misericordia, todos los instrumentos y herramientas necesarias para tu vida, en tu cuerpo, en tu jardín y en tu patria, Que oye y responde las oraciones privadas y particulares hechas por el sustento por tu estómago, para su vida y su supervivencia, Que muestra Su aceptación de esa oración por medio de numerosos alimentos deliciosos; es acaso posible que semejante Ser no se de cuenta de ti ni te oiga, que Él no te proveyera con los medios de la vida eterna, el propósito más grande de la raza humana? ¿Es posible que Él no aceptara la oración más grande, más significativa, más merecedora y más universal para la eternidad de la raza humana al establecer la vida eterna y crear el Paraíso? ¿Es posible que Él no prestara atención a la oración universal e insistente de la raza humana, el ser más importante del cosmos, el monarca de la tierra, una oración que resuena a lo largo del cielo y de la tierra, y que no preste la misma atención, o le garantice la misma gratificación, como un pequeño estómago? ¿Es posible que Él así hiciera que Su perfecta sabiduría e infinita misericordia fueran negadas? ¡No, cien mil veces, no!
Nuevamente, ¿es acaso posible que Él oyera la voz más secreta del ser más diminuto, remediara su dolor y socorriera su pedido; que Él lo alimentara con el más absoluto cuidado y consideración e hiciera que los seres más grandes que él le sirvieran; es acaso posible que Él hiciera todo esto y no oyera los estruendosos gritos de vida, la más grande, más preciada, más eterna y más delicada forma de vida? ¿Qué Él no prestara atención a su poderosa oración y súplica por la eternidad?
¡Sería como equipar a un solo soldado con el más absoluto cuidado e ignorar a un ejército vasto y obediente! ¡Como si viera a una manchita y no viera al sol! ¡Como si oyera el zumbido de una mosca y no oyera el rugir del trueno! ¡No, cien mil veces no!
Nuevamente, ¿puede la inteligencia acaso aceptar que un Ser Todopoderoso y Omnisciente, Cuya misericordia, amor y solicitud son infinitas, Que ama a Sus propias obras de arte, Que hace que Él mismo sea amado, y Que grandiosamente ama a quienes Lo aman; puede aceptar que semejante Ser aniquilara a través de la muerte permanente una vida que Lo ama tanto, que es en sí mismo amable y que instintivamente adora a su Creador; y, la esencia y la joya de esa vida, el espíritu? ¿Que Él se ofendiera e insultara a Su amor y amado por toda la eternidad, que Él lastimara sus sentimientos y Se negara a Sí mismo, e hiciera que otros negaran el misterio de Su misericordia y la luz de Su amor? ¡No, cien mil veces no!
Una belleza absoluta que adorna la creación con su manifestación y la misericordia absoluta que hace que todos los seres se regocijen está, sin lugar a dudas exenta y purificada de algo tan infinitamente desagradable, de semejante abominación y algo absolutamente despiadado.
El resultado, entonces, es que al considerar la existencia de la vida, aquellas personas que comprenden el misterio de la vida y que no malgastan sus vidas se convertirán en manifestaciones de vida eterna en el reino de la eternidad y del Paraíso eterno. En esto creemos.
Entonces también, el brillo de los objetos brillantes encontrados en la tierra a través del reflejo de la luz del sol, el destello breve sobre la superficie del océano de pequeñas burbujas a través de los destellos de luz, y que tomen su lugar otras burbujas que como ellas sostienen un espejo hacia una serie completa de soles imaginarios; todo esto demuestra de forma tangible que esos destellos son la manifestación reflexiva de un sol supremo. Con sus lenguas diversas, hacen mención a ese único sol y señalan hacia él con sus numerosos dedos.
Así también, la manera en que, a través de la manifestación suprema del Nombre de ‘Otorgador de Vida’ del Ser Viviente y Auto-Subsistente, todos los seres vivos de la faz de la tierra y de las profundidades del mar brillan a través del poder de Allah, y luego desaparecen detrás del velo de lo oculto, diciendo: “¡Oh, Eterno Viviente!”, para hacer lugar para a los siguen; esto representa una serie de testimonios e indicaciones de la vida y de la necesaria existencia del Ser Viviente y Auto-Subsistente.
De igual modo, todas las pruebas que atestiguan la sabiduría Divina, cuyos rastros son visibles en el ordenamiento de todos los seres; todas las evidencias que establecen la existencia de un poder haciendo su voluntad a lo largo de toda la creación; todos los argumentos que señalan a una volición y determinación dominando el orden y la administración del cosmos; todos los signos y milagros que dan fe de la misión profética de los profetas, los medios del discurso soberano y la revelación Divina, las indicaciones que atestiguan a los siete atributos de la Divinidad; todos ellos señalan, atestiguan e indican unánimemente la vida del Ser Viviente y Auto-Subsistente. Porque si la facultad de la visión está presente en una cosa, debe haber vida también. Si hay audición, esto también es un signo de vida. Si hay discurso, esto también señala a la existencia de vida. Si hay libre albedrío y voluntad, estos demuestran la existencia de la vida.
De igual modo, los atributos cuya existencia está comprobada y es obvia en virtud de sus rastros a lo largo del cosmos, los atributos tales como el poder Absoluto, la voluntad que todo lo abarca y el conocimiento abarcativo, dan testimonio con todas sus pruebas de la vida y de la necesaria existencia del Ser Viviente y Auto-Subsistente. Dan fe de Su vida eterna, cuya sombra es suficiente para iluminar a todo el cosmos, y una manifestación que es suficiente para dar vida al Más Allá, junto con todas sus partículas.
El atributo Divino de vida está también conectado con el pilar de la fe en los ángeles, y lo demuestra a modo de indicación. Porque el más importante de todos los objetivos del cosmos es la vida, y los seres vivos constituyen la forma más generalizada de la creación, con sus especímenes multiplicados debido a su valor; ellos constantemente animan el hospedaje de este mundo con el ir y venir de sus caravanas. Además, el globo terráqueo, que está lleno con tantas especies de seres vivos, es constantemente vaciado y llenado a la vez que estas variadas especies se renuevan y se multiplican, y los seres vivos son creados en multiplicidad incluso en las sustancias más viles y más corruptas, para que haya – como hubo – una resurrección constante de microbios. Finalmente, la conciencia y el intelecto, que son la esencia destilada de la vida, y el espíritu, que es su sustancia sutil y estable, también son creados en todas partes del globo en la multiplicidad más absoluta, para que sea como si el planeta estuviera animado y fuera obligado a regocijarse por la vida, el intelecto, la conciencia y el espíritu. Si tomamos en cuenta todo lo anterior, es totalmente imposible que los cuerpos celestes, que son más sutiles, más luminosos, más grandes y más significativos que el globo terráqueo, estén muertos y sin vida, o que sean rígidos y mudos.
Deben existir, entonces, estar provistos con la propiedad de la vida, seres vivos y concientes que animan los cielos, los soles, y las estrellas, que otorgan sobre ellos su vitalidad, manifiesta el resultado del propósito para la creación de los cielos, y recibir la dirección del Creador Glorioso. Estos seres, de una naturaleza adecuada a los cielos, no son otros sino los ángeles.
De igual modo, la esencia más recóndita de la vida demuestra simbólicamente el pilar de la fe en los profetas. Porque el cosmos fue creado para la vida, y la vida es a la vez una de las manifestaciones supremas del Viviente, Auto-Subsistente y Eterno. Es uno de Sus más perfectos diseños, una de Sus más bellas obras de arte. Además, la vida eterna de Allah se muestra a sí mismo sólo al enviar mensajeros y la revelación de los libros. Si no hubiera libros ni profetas, entonces la vida eterna permanecería desconocida. Cuando una persona habla, se la reconoce como viva. De igual modo, son los profetas y los libros revelados lo que hacen manifiestas a las palabras y los decretos del Ser Que, por detrás del mundo de lo oculto que está cubierto por el cosmos, hablan, dice y emite Sus órdenes y prohibiciones. Tal como la vida existente en el cosmos da un testimonio decisivo de la necesaria existencia del Viviente y Eterno, así también señala y confirma indirectamente los pilares de la fe en el envío de mensajeros y la revelación de las escrituras, porque estos son los rayos, las manifestaciones y las relaciones de esa vida eterna. Y en especial la misión profética de Muhammad (PyB) y la revelación Coránica, ya que ellos son como el espíritu y el intelecto de la vida, su veracidad es tan indiscutible como la existencia de esta vida.
La vida es, entonces, la esencia destilada del cosmos; la conciencia y el sentimiento son la esencia destilada de la vida; el intelecto es la esencia destilada de la conciencia y el sentimiento; el espíritu, finalmente, es la sustancia pura e inmaculada, la esencia estable y autónoma de la vida.
Así también la vida espiritual y material del Profeta Muhammad (PyB) es la quinta esencia destilada de la vida y del espíritu del cosmos, y la misión profética de Muhammad (PyB) es la esencia pura y destilada del sentimiento, la conciencia y el intelecto del cosmos. Más bien, la vida del Profeta Muhammad (PyB) en sus aspectos externos e internos es, como los siglos lo han atestiguado, la mismísima esencia de la vida del cosmos, y la misión profética de Muhammad (PyB) es la mismísima luz y la esencia de la conciencia del cosmos. La revelación Coránica es – con el testimonio de sus pruebas vivientes – también el espíritu de la vida del cosmos y el intelecto de su conciencia.
Sí, sí, sí. Si la luz de la misión profética de Muhammad (PyB) partiera del cosmos y se desvaneciera, el cosmos moriría. Si el Corán partiera, el cosmos perdería su cordura, y el planeta perdería su sentido y su cabeza. Su cabeza sin conciencia colisionaría con un planeta, lo que resultaría en el fin del mundo.
La vida también observa el pilar de la fe de la Determinación Divina, y lo demuestra indirectamente. Porque, ya que la vida es la luz del Mundo Manifiesto, y lo domina, y es el resultado, el objetivo de la existencia, y ya que es el espejo más contenedor del Creador del universo, la muestra más perfecta y el índice de la actividad divina, y – que no haya error en la comparación – es como un tipo de programa, por cierto, el misterio de la vida necesita que los seres del Mundo de lo Oculto, es decir, el pasado y el futuro, es decir, lo que ha sido y lo que será, están predispuestas para conformar el orden, la regularidad, el ser conocidas y observadas, la existencia individual específica, y las órdenes creativas, que son sus vidas en un sentido.
La semilla original del árbol y su raíz, así como también las semillas contenidas en su fruto y el resultado final, todas manifiestan un tipo de vida, no menos que el árbol en sí mismo; por cierto, ellas cargan dentro de sí las leyes de la vida más sutiles que aquellas del árbol.
De igual modo, las semillas y las raíces que quedaron del último otoño, antes de la primavera presente, así como también las semillas y las raíces que quedarán para las primaveras subsiguientes después de que esta primavera haya partido – todas cargan con las manifestaciones de la vida, tal como esta primavera, y están sujetas a las leyes de la vida.
De la misma manera, cada una de todas las ramas y ramitas del árbol cósmico tiene un pasado y un futuro. Tienen una cadena que consiste en etapas y circunstancias del pasado y del futuro. Las múltiples existencias y etapas de cada especie y de cada miembro especie, que existe en el conocimiento Divino, forma una cadena de seres en el conocimiento de Allah, y tanto su existencia externa como su existencia en el conocimiento de Allah, es una manifestación de la vida universal que señala todos los aspectos de su vida desde estas Tablas de Determinación Divina significativas y vitales.
El hecho de que el Mundo de los Espíritus – que es una forma del Mundo de lo Oculto – esté lleno de la esencia de la vida, la materia de la vida y los espíritus, que son las sustancias y la esencia de la vida, demanda y requiere con certeza que el pasado y el futuro – que son otra forma del Mundo de lo Oculto y su segundo segmento –también reciban la manifestación de la vida.
Además, el orden perfecto, las circunstancias significativas y los frutos vitales y las etapas inherentes a la existencia de una cosa dentro del conocimiento de Allah, también demuestran la manifestación de un tipo de vida.
Semejante manifestación de vida, que es la luz emitida por el sol de la vida eterna, no puede estar limitada a este mundo manifiesto, este tiempo presente, esta existencia externa. Por el contrario, cada mundo recibe la manifestación de esa luz según su capacidad, y el cosmos junto con todos sus mundos está vivo y es iluminado por esa luz. Si no, como creen los desviados, debajo de una vida temporaria y aparente, cada mundo sería un cadáver vasto y terrible, una ruina oscura.
Un aspecto amplio del pilar de la fe en la Determinación Divina y el Decreto se entiende, entonces, a través del misterio de la vida y está establecido por él. Tal como la vida y la vitalidad del Mundo Manifiesto y existente, los objetos visibles se vuelven obvios por su orden y las consecuencias de su existencia, así también los seres del pasado y del futuro – consideradas como que pertenecen al Mundo de lo Desconocido – tienen una existencia inmaterial y un tipo de vida, y una presencia espiritual en el conocimiento de Allah. El rastro de esta vida y de la presencia, está manifestado y conocido por medio de la Tabla de la Determinación Divina y el Decreto y a través de todas las etapas y circunstancias de sus vidas y existencias externas.