PALABRA DIEZ

puedan ser invocados para la gente de la eternidad, que ellos puedan servir a otros propósitos en el reino de la eternidad. Comprenderás que las cosas han sido creadas para la eternidad, no para la aniquilación; y en cuanto a la aparente aniquilación, tiene el sentido de haber completado una tarea y de eximirse del servicio, porque cada ser transitorio avanza hacia la aniquilación en un aspecto, pero permanece eternamente con numerosos otros aspectos.

Observa, por ejemplo, a la flor, una palabra del poder de Allah; por un corto período de tiempo sonríe y nos mira,  luego se esconde detrás del velo de la aniquilación; parte tal como una palabra que sale de tu boca. Pero lo hace confiándole miles de sus amigos a los oídos de los seres humanos. Deja atrás los significados en las mentes de los seres humanos tan numerosos como esas mentes. La flor, también, al expresar su significado y así cumplir con su función, se va y parte. Pero se va dejando su forma aparente en la memoria de todo el que la ve, su esencia interior es cada semilla. Es como si cada memoria y semilla fuera una cámara que graba la decoración de la flor, o un medio para su perpetuación. Si ese fuera el caso con un objeto en el nivel más simple de vida, se puede comprender fácilmente qué tan ligado a la eternidad está el ser humano, la forma más elevada de vida y el poseedor de un alma eterna. Nuevamente, del hecho de que las leyes – cada una parecida a un espíritu – de acuerdo con el cual,  las grandes plantas que florece y dan frutos están formadas, las representaciones de sus formas están preservadas y perpetuadas de una manera muy regular en diminutas semillas a través de los cambios tempestuosos; de este hecho se puede comprender fácilmente qué tan ligado y relacionado a la eternidad está el espíritu del ser humano, que posee una naturaleza extremadamente exaltada y comprensiva, y que, a pesar de estar vestida con un cuerpo, es una ley consciente y luminosa promulgada de la orden divina.

Sexto Principio: También comprenderás que no se ha dejado observar al ser humano a voluntad, con una soga atada sin apretar alrededor de su cuello; por el contrario, las formas de todas sus obras están grabadas y registradas, y los resultados de todos sus actos están preservados para el día en que se lo llame a rendir cuentas.

Séptimo Principio: Comprenderás, además, que la destrucción infligida sobre los bellos seres del verano y de la primavera en el otoño no es para la aniquilación, sino que es una forma de hacer que se retiren después de haber prestado un servicio[1]. Es también una forma de vaciamiento para hacer espacio para la nueva creación que vendrá con la próxima primavera, para preparar el suelo  alistándolo para los seres que vendrán a asumir sus funciones. Finalmente, es una forma de advertencia Divina para los seres conscientes, para despertarlos de la negligencia

[1] Sí, es apropiado que las frutas, flores y hojas de las puntas de las ramas de un árbol, que provienen de los tesoros de sustento provisto por la misericordia divina, partan cuando se vuelven viejas y sus deberes han terminado. Si no, la puerta permanecerá cerrada para aquellos que vengan después de ellas, y una barrera se levantará en contra de la expansión de la misericordia de Allah y los servicios que realicen sus hermanos. Además, al pasar la juventud, se volverán desdichados y angustiados. La primavera es como un árbol cargado de frutos que a su vez es una indicación de la llanura de la resurrección. De igual modo, el mundo de la humanidad de cada época es como un árbol que invita a la contemplación, y el mundo como un todo es como un árbol sorprendente de frutos que son despachados al mercado del Más Allá.

 

que los hace olvidar sus deberes, del ebrio letargo que los hace olvidar su obligación de dar las gracias.

Octavo Principio: Comprenderás esto, también, que el Eterno Creador de este mundo trascendente tiene otro mundo duradero; es a éste al que Él exhorta e impele a sus siervos.

Noveno Principio: Comprenderás, además que un Ser tan Compasivo les otorgará a  Sus siervos elegidos en ese mundo regalos tales que ningún ojo ha visto jamás, ningún oído a escuchado jamás, ni su imagen ha cruzado el corazón de ningún ser humano[1]. En esto creemos.

SÉPTIMA VERDAD 

La Puerta de la Protección y la Preservación, la Manifestación de los Nombres de Preservador y Guardián

¿Es acaso posible que el atributo de Allah de Preservador, que protege todas las cosas con sumo orden y equilibrio, – cosas que hay en los cielos y en la tierra, en la tierra seca y en los océanos  húmedas, grandes y pequeñas, comunes y exaltadas – y como sea, tamiza sus resultados a través de la rendición de cuentas; es acaso posible que este atributo permitiera que las obras y actos del ser humano, el ser humano al que se le ha dado la disposición elevada de la humanidad, el rango de la vicegerencia suprema de Allah, y la tarea de cargar la Confianza Suprema; no se grabaran, no fueran pasadas por el tamiz de la rendición de cuentas, no se pesara en la balanza de la justicia, no se castigara o se recompensara como es debido, incluso si sus actos y obras pertenecen a la soberanía universal de Allah? ¡No, no es de ninguna manera posible!

Sí, el Ser que administra este cosmos preserva todas las cosas en orden y equilibrio. El orden y el equilibrio son las manifestaciones de conocimiento y sabiduría, de voluntad y poder. Porque vemos que la sustancia de cada objeto creado es diseñada de una manera bien ordenada y simétrica. Cada una de las formas que cambia a través de su vida no sólo está bien ordenada, sino que la totalidad de estas formas también están marcadas con el mismo orden.

Vemos, también, que el Preservador Glorioso preserva muchas formas de todas las cosas cuyas vidas terminan cuando han realizado su función y que parten del mundo manifiesto, en las memorias de los seres humanos, que son como una especie de tabla preservada[2], o en la forma de un espejo arquetípico. Él también escribe e inscribe una breve historia de sus vidas en una semilla, que es como el resultado y las consecuencias del todo. Así, Él hace que todas las cosas se preserven en espejos que pertenecen tanto al mundo exterior como al interior. La memoria del ser humano, el fruto del árbol, el grano de la fruta, la semilla de la flor, todo demuestra la universalidad extrema de la ley de la preservación.

¿No ves que todas las flores y frutos de la vasta primavera, los registros de sus obras de forma apropiada, las leyes de su formación, y las imágenes de sus formas, están todos inscriptos en el espacio limitado de una semilla diminuta y están allí preservados? La próxima primavera, su

[1] Bukhari, Bad’ul-Khalq, 8; Tafsir al-Sura, xxxii, 1; Tawhid, 35; Muslim, Iman, 312.

[2] Ver la nota al pie de página del Séptimo Aspecto que ya hemos mencionado.

registro de obras es enviado, en una especie de rendición de cuentas apropiada a ellos, y otro mundo vasto de primavera es enviado, con sumo orden y sabiduría. Esto demuestra con qué poderosa comprensión el atributo de Allah de Preservador se ejercita a sí mismo. Considerando que los resultados de semejantes cosas transitorias, comunes, efímeras e insignificantes que son preservados, ¿es acaso posible que las obras de los seres humanos, que ceden frutos importantes en el mundo de lo oculto, el mundo del Más Allá, y el mundo de los espíritus, desde el punto de vista de la soberanía universal; es acaso posible que no fueran guardadas y preservadas, no fueran grabadas como un asunto de importancia? ¡No, de ninguna manera!

Sí, de esta manifestación del atributo de Allah de Preservador se puede deducir que el Dueño de toda la creación dedica un gran cuidado al orden de todas las cosas que pasan en Su reino. Presta mucha atención a la función de soberanía, y le prodiga un cuidado extremo a la soberanía del reinado. Así Él graba o hace que se graben, los eventos más insignificantes, los servicios más pequeños, y preserva en numerosas cosas la forma de todo lo que sucede en Su reino. Este atributo de Preservador indica que un registro importante de  se abrirá y especialmente los actos y obras de los humanos respetados y honrados en su más grande esencia, que tienen mucha importancia, estarán sujetos a una balanza y a un examen preciso: los registros de las obras de los seres humanos serán revelados.

Ahora, ¿es acaso posible que el ser humano se ennoblezca con la vicegerencia de Allah y de Su Confianza, que como testigo de la universalidad de la soberanía, proclame la unidad de Allah en el reino de la multiplicidad,  así actuar como un controlador,  un testigo al compartir una parte de la glorificación de Allah y la adoración de la mayoría de los seres; es acaso posible que hiciera todo esto y luego irse a la tumba y dormir tranquilamente sin haber sido despertado alguna vez? ¿Sin haber sido cuestionado por sus obras, ya sean pequeñas o grandes? ¿Qué no fuera a la llanura de la resurrección y fuera juzgado en el Tribunal Supremo? ¡No, de ninguna manera!

¿O es posible que el ser humano huya y se esconda a sí mismo en la aniquilación, para así entrar a la tierra y ocultarse del Poderoso y Glorioso Cuyo Poder sobre todas las contingencias del futuro[1], lo ocurrido en el pasado – cada uno siendo un milagro de Su poder – atestiguan, y Quien crea visiblemente el invierno y la primavera, que juntas, se parecen a la resurrección?

Ya que el ser humano no es llamado a rendir cuentas ni a ser juzgado de manera apropiada mientras está en este mundo, se desprende que debe presentarse ante un Tribunal Supremo y una felicidad final.

OCTAVA VERDAD 

La Puerta de la Promesa y la Amenaza, la Manifestación de los Nombres de Bello y Glorioso

¿Es acaso posible que el Creador de este mundo, el Poseedor de Conocimiento Absoluto y Poder Absoluto, no cumpliera la muy repetida promesa y amenaza que han sido proclamadas unánimemente por todos los profetas y han sido testigo al unísono por todos los veraces y los evliyas, y así demostrara debilidad e ignorancia? ¡Allah no lo permita! Todo lo que se implica por Su promesa y amenaza no es para nada difícil para Su poder de cumplir; es extremadamente simple y fácil. Es tan fácil para Él como lo es traer nuevamente a la próxima primavera a todos los seres de la última primavera, en parte idéntica[2], en parte similar[3]. Es nuestra necesidad, la necesidad de todo, Su propia necesidad y la necesidad de Su soberanía de dominación, que Él deba cumplir Su promesa. Que Él rompiera Su promesa sería contrario a la dignidad de Su poder, y se contradiga de Su supremo conocimiento. Porque romper una promesa puede surgir sólo de la ignorancia o de la impotencia.

¡Oh, negador! ¿Sabes qué crimen tan tonto estás cometiendo con tu incredulidad y negación? ¡Al prestar atención a tu propio capricho mentiroso, tu intelecto delirante, tu alma engañosa, tú rechazas como un mentiroso a Quien de ninguna manera puede ser obligado a romper Su promesa, Cuya gloria y estatura de ninguna manera puede admitir que se rompa Su palabra, y Cuya autenticidad y veracidad están avaladas por todos los asuntos y objetos visibles! A pesar de tu insignificancia infinita, estás cometiendo un crimen de proporciones infinitamente grandes. Sin dudas mereces un castigo grande y eterno. De acuerdo con algunas narraciones, el hecho de que un diente de algunas personas del Infierno será tan grande como una montaña[4], servirá como signo de la magnitud de sus crímenes. Oh, negador, tú eres como un viajante que cierra su ojos ante la luz del sol y a cambio mira a la fantasía de su propia mente. Su imaginación, como una luciérnaga, desea iluminar el sendero espantoso frente a él con la luz emanada de la lámpara de su mente. Lo que Allah Todopoderoso ha prometido, Cuyas palabras veraces son estos seres que vemos y Cuyos signos auténticos y elocuentes son el proceso de la naturaleza, Él seguramente lo cumplirá. Él establecerá un Tribunal Supremo, y otorgará una dicha suprema.

[1] La totalidad del pasado, extendiéndose desde el presente hasta el comienzo de la creación, consiste de acontecimientos. Todos los días, años y siglos que existieron es como una línea, una página, un libro, escrito por la pluma del destino; la mano del poder de Allah ha inscrito Sus signos milagrosos allí con suma sabiduría y orden.

De igual modo, el tiempo del presente hasta la resurrección, el Paraíso y la eternidad, consiste enteramente de contingencias. El pasado consiste de eventos, el futuro de contingencias. Ahora si se comparan estas dos cadenas de tiempo entre sí, se vería que es una verdad absoluta que el Ser Que creó el ayer y que causó la existencia de los seres peculiares a él, es capaz también de crear el mañana junto con sus seres. Nuevamente, no hay duda que los seres y maravillas del pasado, esa demostración maravillosa, son las obras milagrosas de un Poderoso y Glorioso. Son testigos decisivos de que ese Poderoso es capaz de crear todo del futuro y sus contingencias, y de manifestar todas sus maravillas.

Quien crea una manzana debe con certeza ser capaz de crear todas las manzanas del mundo y de causar la existencia de la vasta primavera. A la inversa, quien no puede crear una primavera no puede crear una simple manzana tampoco, porque la manzana se hace en la misma mesa de trabajo. Pero Quien hace una manzana puede hacer la primavera. Cada manzana en un ejemplo en miniatura de un árbol, incluso de un jardín o de un cosmos. La semilla de la manzana que lleva en sí misma la historia de vida de un árbol enorme es, desde el punto de vista de la artesanía, un milagro tal, que quien la crea, entonces, es capaz de todo. Así también, quien es capaz de crear el hoy es capaz de crear también el día de la resurrección, y es el único capaz de crear la primavera que es capaz también de crear la resurrección. Quien sujeta a todos los mundos del tiempo pasado a la cinta del tiempo y los demuestra allí con suma sabiduría y orden, es sin duda capaz de agregar a otros seres a la cinta del futuro y demostrarlos allí. En muchas de las Palabras, en particular en la Palabra Veintidós, probamos con absoluta certeza que: “quien no puede crear todo, tampoco puede crear nada, y quien puede diseñar una cosa, puede diseñar todo. También, si la creación de todo se le confía a un solo ser, la creación de todas las cosas se vuelven tan simples como la creación de una sola cosa; así surge la facilidad. Si, por el contrario, se la confía a numerosas causas, y se la atribuye a la multiplicidad, la creación de una sola cosa se vuelve tan difícil como la creación de todo, y semejante dificultad surge como al borde de la imposibilidad”.

[2] Como las raíces de los árboles y los pastos.

[3] Como las hojas y las frutas.

[4] Muslim, Janna, 44; Tirmidhi, Jahannam, 3; Ibn Maja, Zuhd, 38; Musnad, ii, 26, 328, 334.