Del mismo modo en que la misión profética de Muhammad (PyB) fue la razón para la fundación de este reino de prueba – el dicho:
لَوْلَاكَ لَوْلَاـكَـ لَمَا خَلَقْتُ الْاَفْلَاكَ “Si no fuera por ti, si no fuera por ti, no hubiera creado las esferas”[1], es una indicación de esto – así también la adoración que él realizó fue la razón para la fundación de la morada de dicha.
¿Es acaso posible que la perfección sin fallas de artesanía, la belleza inigualable de la soberanía expresada en el orden del mundo y en la contenida misericordia que reduce todo al desconcierto, no respondiera a su oración, y así toleraría una forma extrema de fealdad, crueldad y desorden? ¿Es acaso posible que escuchara los deseos más insignificantes y los otorgara, pero desestime los deseos significativos e importantes, los considere sin valor y no los cumpla? ¡No, mil veces no! Semejante belleza no puede nunca aceptar tal fealdad y convertirse a sí misma en fea[2].
Entonces, así como el Profeta (PyB) abrió las puertas de este mundo con su misión profética, él abre las puertas del Más Allá con su adoración.
عَلَيْهِ صَلَوَاـتُـ الرَّحْمٰنِ مِلْءَ الدُّنْيَا وَدَارِ الْجِنَانِ اَللّٰهُمَّ صَلِّ وَسَلِّمْ ﱬ عَبْدِـكَـ وَرَسُولِكَ ذٰلِكَ الْحَب۪يبِ الَّذ۪ـيـ هُوَ سَيِّدُ الْكَــوْنَـيْنِ وَفَخْرُ الْعَالَمَـيْنِ وَحَيَاةُ الدّٰارَيْنِ وَوَس۪يلَةُ السَّعَادَتَـيْنِ وَذُو الْجَنَاحَـيْنِ وَرَسُوـلُـ الثَّقَلَـيْنِ وَﱭاٰلِهِ وَصَحْبِهِٓ اَجْمَع۪ـينﭯ وَﱭ اِخْوٰانِه۪ مِنَ النَّبِيّ۪ـينﭯ وَالْمُرْسَل۪ـينﭯ اٰم۪ـينﭯ
Que las bendiciones del Compasivo sean sobre él, tantas como todo lo que contiene este mundo y el Paraíso. Oh, Allah, garantízale las bendiciones y la paz a Tu siervo y Mensajero, ese Amado que es el Maestro de ambos Reinos, el Orgullo de todos los Mundos, la fuente de vida en ambas esferas, el medio para obtener la felicidad aquí y en el Más Allá, quien vuela con dos alas, quien es el mensajero de tantos seres humanos como genios; a él y a su Familia, y a todos sus Compañeros, así como también a sus hermanos de entre los profetas y mensajeros. Amén.
SEXTA VERDAD
[1] ‘Ali al-Qari, Sharh al-Shifa, i, al-Ajluni, Kashf al-Khafa, ii, 164.
[2] Es un acuerdo unánime que la inversión total de las verdades es imposible. Es bastante imposible que algo se convierta en el mismísimo opuesto y se invierta a sí mismo, e imposible en el milésimo grado que algo conserve su propia naturaleza, y aún así, al mismo tiempo se vuelva idéntico a su opuesto. Así, la belleza infinita no puede convertirse en fealdad, y aún así seguir siendo bella, y, en nuestro ejemplo, no es posible que la belleza de la Soberanía, una belleza perceptible y manifiesta en su existencia, conserve su sutileza como la belleza de la Soberanía, ni que se convierta en la esencia de la fealdad. Esto sería lo más extraño de todas las nociones imposibles y falsas del mundo.
La Puerta del Esplendor y la Eternidad, la Manifestación de los Nombres de Glorioso y Eterno
¿Es acaso posible que el esplendor de la soberanía que domina y ordena a todos los seres, desde los soles y árboles hasta las partículas, tal como soldados obedientes, concentrara toda su atención en los seres desdichados y trascendentes que pasan una vida temporaria en el hospedaje de este mundo; y no creara una esfera de esplendor eterna y duradera, una manifestación inacabable de soberanía?
La demostración del esplendor Divino en el cambio de las estaciones del año, los movimientos sublimes de los planetas en los cielos como si fueran aeroplanos, la subyugación de todas las cosas, la creación de la tierra como la cuna del ser humano y el sol como su lámpara, las transformaciones vastas como la reanimación y el embellecimiento del planeta muerto y seco; todo esto demuestra que detrás del velo existe una soberanía sublime, que un monarca espléndido está trabajando.
Ahora, semejante reino soberano requiere de súbditos que lo merezcan, así como también de una forma apropiada de manifestación. Pero observa este hospedaje del mundo, y verás que la clase más significativa de sus súbditos, dotado con las funciones más contenedoras se reúnen sólo en forma temporal y en los estados más desdichados. El hospedaje se llena y se vacía cada día.
Todos los súbditos se quedan sólo temporalmente en esta morada de prueba para ser probados en servicio. La morada en sí misma cambia a cada hora.
Nuevamente, todos los súbditos del monarca se quedan sólo por algunos minutos para contemplar las muestras de la generosidad preciosa del Creador Glorioso, para considerar Sus obras de arte milagrosas en la exhibición del mundo con el ojo de un comprador. Luego desaparecen. La exhibición en sí misma cambia a cada minuto. Quien la deja, no regresa, y quien llega a ella, parte.
Ahora este estado y esta circunstancia definitivamente demuestran que detrás y más allá de este hospedaje, de este campo de prueba, de esta exhibición, hay palacios permanentes y moradas eternas que manifiestan y apoyan por completo la soberanía eterna de Allah; hay jardines, tesorerías originales de puras y exaltadas formas y copias que vemos en este mundo. Si nos esforzamos aquí, es por todo eso. Aquí Él nos hace trabajar y allí nos da nuestra recompensa. La dicha espera por todos allí, según su capacidad, mientras que no derroche su parte. Sí, es imposible que semejante reinado eterno se concentre exclusivamente en estos desdichados seres trascendentes.
Considera esta verdad a través del telescopio de la siguiente comparación. Tú estás viajando por un camino. Ves un caravasar delante de ti en el camino, construido por un gran personaje para que la gente lo venga a visitar. Se gasta muchísimo oro en la decoración del caravasar para que los huéspedes disfruten su estadía de una noche allí, y para su instrucción.
Pero los huéspedes ven muy poco de esas decoraciones, las ven por un corto período de tiempo; prueban brevemente los placeres de lo que se les ofrece, siguen su camino sin estar satisfechos. Pero cada huésped toma una foto de los objetos del caravasar por medio de su cámara especial. También, los siervos de ese gran personaje registran con mucho cuidado la conducta de todos los huéspedes y preservan el registro. Mira también, que él destruye todos los días la mayoría de las decoraciones valiosas y las reemplaza con decoraciones frescas para los nuevos huéspedes que van llegando.
Después de ver todo esto, ¿quedará alguna duda de que el personaje que ha construido este caravasar en el camino, tiene moradas permanentes y exaltadas, tesoros inagotables y preciosos, un flujo de gran generosidad? Por medio de la generosidad demostrada en el caravasar, intenta solamente estimular el apetito de sus huéspedes para aquellas cosas que mantiene en su presencia inmediata; para despertar su deseo por los regalos que él ha preparado para ellos.
Así que también, si observas el hospedaje de este mundo sin caer en embriaguez, comprenderás los siguientes nueve principios:
Primer Principio: Comprenderás que este mundo no existe por sí mismo, no más que el caravasar. Es imposible que asuma esta forma por sí mismo. Más bien, es como un hospedaje bien construido, diseñado sabiamente para recibir la caravana de seres que llegan constantemente para descender antes de volver a partir.
Segundo Principio: Comprenderás, también, que quienes viven dentro de este hospedaje son huéspedes. Están invitados por su Sustentador Generoso a la Morada de Paz.
Tercer Principio: Comprenderás, además, que los adornos de este mundo no existen simplemente para el disfrute y la admiración. Porque si producen placer por un corto tiempo, causan dolor por un tiempo más largo cuando cesan. Te hacen probar y estimulan tu apetito, pero nunca te sacian. Porque o bien la vida del placer es corta, o tu vida es corta, demasiado corta para que estés satisfecho. Estos adornos de alto valor y breve duración, deben entonces existir para la instrucción en la sabiduría[1], para que provoque el agradecimiento, y para alentar a los seres humanos a que busquen los originales perpetuos de los cuales ellos son copias. Existen, entonces, para los objetivos exaltados más allá de ellos mismos.
Cuarto Principio: Comprenderás también que los adornos de este mundo[2] son como muestras y formas de las bendiciones almacenadas en el Paraíso por la misericordia del Compasivo para los creyentes.
Quinto Principio: Comprenderás, también, que todos estos objetos efímeros con arte no han sido creados para la aniquilación, para aparecer brevemente y luego desvanecerse. El propósito para su creación es bastante breve como para ser congregados en existencia y tomar la forma deseada, para que puedan ser notados, sus imágenes preservadas, sus significados conocidos, y sus resultados registrados. Es decir, para que, por ejemplo, los espectáculos eternos
[1] Ahora el tiempo de vida de todo es corto, a pesar de que su valor es alto y las sutilezas de su artesanía son muy exaltadas y hermosas. Esto implica que todo es sólo una muestra, una forma de algo más, que tiene la función de atraer la mirada del cliente hacia el objeto auténtico y original. Siendo este el caso, puede decirse, se dice y es así, que los adornos multicolores de este mundo son muestras de las bendiciones del Paraíso, preparados por el Compasivo y Misericordioso para Sus siervos amados.
[2] Existen numerosos propósitos para la existencia de todo, y numerosos resultados fluyen de su ser. No están restringidos a este mundo ni a sus propias almas, como creen los desviados, estando así perdidos en la vanidad y el sinsentido. Por el contrario, los propósitos de la existencia y los resultados de la existencia de todas las cosas se relacionan con las siguientes tres categorías.
La primera y más exaltada pertenece al Creador. Consiste en presentar ante la mirada del Testigo Eterno las miradas enjoyadas y milagrosas que Él ha fijado al objeto en cuestión, como si estuvieran en un desfile militar. Vivir por un segundo efímero es suficiente para obtener ese vistazo. Por cierto, la potencialidad y la intención de la existencia es suficiente, sin alguna vez emerger a la vida. Dan cuenta de este propósito, por ejemplo, los delicados seres que se desvanecen rápidamente y las semillas y los granos, cada uno siendo una obra de arte, que nunca surgen a la vida, es decir, nunca dan frutos ni flores. Nada de esto sucede por inutilidad o sinsentido. Así, el primer propósito de todas las cosas es proclamar, por medio de su vida y existencia, los milagros de poder y los trazos de artesanía del Creador y desplegarlos ante la mirada del Monarca Glorioso.
El segundo propósito de toda la existencia y el resultado de todos los seres pertenecen a la creación consciente. Todo es como una misiva que despliega la verdad, un poema artístico, o una palabra sabia del Creador Glorioso, ofrecida a la mirada de los ángeles y los genios, de los seres humanos y animales, que desean ser leídos por ellos. Es un objeto para la contemplación y la instrucción de cada ser consciente que lo consideren.
El tercer propósito de toda la existencia y el resultado de todos los seres pertenecen al alma de la cosa misma, Y consiste de consecuencias tan menores como la experiencia de placer y felicidad, y de vivir con algún nivel de permanencia y confort.
Si consideramos el propósito de un siervo empleado como un timonel de algún barco real, vemos que sólo un centésimo de ese propósito se relaciona al timonel en sí mismo – por ejemplo, el salario que recibe – noventa y nueve centésimos del propósito se relacionan con el rey que es el dueño del barco. Una relación similar existe entre el propósito de algo relacionado a su propio ser y su existencia mundanal, y su propósito relacionado con su Creador.
A la luz de esta multiplicidad de propósitos, ahora podemos explicar la compatibilidad más importante entre la sabiduría divina y la economía por un lado, y la munificencia divina y la generosidad – en realidad, la generosidad infinita – por el otro lado, Incluso si parecen ser opuestos y contradictorios. En los propósitos individuales de las cosas, la liberalidad y la generosidad predominan, y el Nombre del Más Generoso se manifiesta. Desde el punto de vista del propósito individual, los frutos y los granos están por cierto más allá de lo que se puede computar, y demuestran la infinita generosidad. Pero en los propósitos universales, predomina la sabiduría y se manifiesta el Nombre de Omnisciente. Sin importar cuántos propósitos tenga un árbol, cada uno de sus frutos contiene todos esos propósitos, y pueden dividirse en las tres categorías que hemos establecido. Sus propósitos universales demuestran una sabiduría y economía infinitas. Así se combinan la sabiduría infinita, la generosidad infinita y la munificencia, a pesar de su supuesta oposición.
Por ejemplo, uno de los propósitos de formar un ejército es para mantener el orden. Para lo que sea que estén disponibles las tropas, el propósito será suficiente o será más que suficiente. Pero todo el ejército será apenas suficiente para otros propósitos como proteger las fronteras nacionales y repeler al enemigo; su tamaño estará en perfecto equilibrio con suma sabiduría. Así, la sabiduría del estado se unirá a su esplendor, y se puede decir que no hay un exceso en el ejército.